¿Con qué ánimos llegas? Conoces el panorama; covid, mal reparto de recursos… Sabes que  España en el ranking de las economías mundiales es la 14ª, aunque hubo un tiempo que llegó a ser la 8ª y pese a andar la media en danza, unos comen y otros no. Despoblaron los pueblos y la mano de obra mayormente sin cualificar emigró a engrandecer las regiones que hoy son las conflictivas. Por contra, los de la España que vaciaron, son los más cobardes y pobres. Y no es por casualidad. En la cuestión de crecer no sucede en un solo día, sino que requiere de muchos esfuerzos y pródigas ayudas monetarias. Pero, de repente, ha ocurrido que el mundo industrial se ha despertado de un sueño de abundancia a no ver más que restricciones. Las zonas capitalistas anuncian tiempos nuevos y aparece el fantasma de una crisis que se complica y se dan cuenta de que el mundo industrial es un coloso al que le escasean las materias primas.     
En este país, los que saben, dicen que el alcance del problema plantea la necesidad de una reorganización económica con un reparto más equitativo de los recursos basado en la solidaridad de todos los territorios españoles. Pero, «el Congreso avala la modificación del Concierto Económico de Euskadi». Moraleja: los privilegios al alza los reciben los que siempre se quedan con carne entre las uñas. 
El Estado autonómico debería trabajar para ser todos más iguales con la desaparición de toda condición de haciendas forales, cupos y exigencias de otras regiones que no deben ser per in saecula saeculorum.  Porque siempre que alguien gana, hay alguien que sale perdiendo. Esa es la triste realidad que ocurre desde hace muchos años y es hora de  entender, que si la tarta sigue cotizándose entre los mismos, el resto se queda a dos velas. 
Y si se compara con algo económico que ha conseguido grandes proporciones, es imposible ganarlo o perderlo todo a la vez pues, ladinamente, siempre encontrarán algo que lo compense, tal que el fifty-fifty que es algo generalizado aunque haya sido rebasado. Año 2022, esto parece un nido de corsarios o si lo prefieres de déspotas ilustrados que alguien insobornable debería corregir.