Sobrecostes del 120% en la panadería, que reduce rutas rurales

J. Benito Iglesias
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Las subidas del gas, luz, calefacción, carburante, harina o aceite han sido constantes desde primeros de año y lastran la supervivencia del sector

Sobrecostes del 120% en la panadería, que reduce rutas rurales - Foto: Juan Mellado

El panorama ya empezó a ser preocupante desde marzo con altos costes energéticos y productivos al dispararse los precios de varias materias primas en el día a día del sector panadero, superando el 60%. Ahora, siete meses después, esos sobrecostes añadidos se sitúan en un 120% y se teme que algunos negocios no puedan seguir acumulando pérdidas y cierren. De hecho, alguna empresa decidió reducir el número de despachos abiertos en la capital y, en otros casos, se recortan rutas rurales sin rentabilidad.

El gasto fijo diario de gas, luz, calefacción y combustibles no deja de subir junto a materias primas como la harina o el aceite. «La preocupación es irnos a la quiebra directamente y, si seguimos manteniendo los precios, va a haber un punto de no retorno. El problema añadido es que si se sube el precio del pan el cliente te penaliza y debería de fluctuar como el de otros productos alimentarios básicos, dado que el incremento del coste productivo es incontrolable en el día a día», señala María Franco, presidenta de la de la Asociación Provincial de Panadería, que tiene cuatro puntos de venta en la capital y un  quinto que abrirá en unos días en la capital para plasmar un proyecto de hace muchos meses.

El colectivo cuenta con 24 empresas asociadas que gestionan medio centenar de panaderías entre la capital y la provincia y representa a trabajadores autónomos, tiendas y repartidores con cerca de 2.000 puestos de trabajo.

En la medida de lo posible se intenta mantener márgenes de producción altos porque la competencia es enorme en el sector panadero y, en muchos casos, se vende por debajo de los costes. «Las administraciones públicas deben intervenir para que productores artesanos de pan no tengan que echar el cierre. No descartamos mantener cerradas las panaderías algún día entre semana para bajar costes o eliminar rutas rurales ya que el precio de los carburantes es muy elevado», expone.

concienciar a la población. En opinión del sector panadero no  queda otra que «concienciar a la población» a la hora de fijar precios porque la materias primas no dejan de subir de forma drástica. «Recientemente lo ha  hecho de forma desproporcionada  un producto básico para nosotros como la levadura, la harina y el azúcar siguen también al alza», se lamenta María  Franco.

Por su parte, Fernando Acuña, responsable de Panaderías San Francisco -con 15 tiendas repartidas entre las capitales de Palencia y Valladolid, Villamuriel y Medina de Rioseco-  explica que, a día de hoy, no ve margen de beneficio empresarial. «Los costes productivos desproporcionados, que se suman a los energéticos y mano de obra al subir en cuatro años un 30% el SMI, hacen que me plantee si sigo con el negocio de Valladolid por lo que conlleva el gasto añadido del combustible», especifica.

A su juicio, el problema radica en que no se valora el trabajo de un panadero. «Por comparar, yo en una tienda vendo café, que precisa a nivel de materia prima lo mismo que el pan. Lo que ocurre es que la barra la vendo a 0,90 céntimos o 1 euro y el café a 1,50. El producto panadero, sin embargo, tiene un proceso de elaboración más costoso y complicado que el cafetero. Pagamos el haber puesto un precio atractivo para el consumidor. Luego está el problema de las grandes superficies comerciales, que venden el pan a pérdidas y lo tienen como reclamo para adquirir otros productos. Si ellos ofertan tres piezas de panadería por 1 euro no podemos luchar contra esa competencia desleal», asevera.

Jesús Plaza, con una panadería que lleva su apellido en Villalumbroso, se vio obligado a suprimir una ruta rural entre Villamuera, Cardeñosa de Volpejera y Riberos de la Cueza. «Pagar un sueldo y tener toda la mañana una furgoneta en servicio en servicio suponía perder dinero con lo poco que se vendía», apunta.

El panadero considera que producir cada vez es más difícil en un sector donde los incrementos de costes tocan todos los palos. «Lo lógico es poder subir precios como lo hacen otros productos de primera necesidad. Atender una docena de pueblos es duro ya que mucha gente no tiene vehículo y casi vamos casa por casa a vender. En nuestro caso tenemos horno de asar y vendemos dulces y hay que trabajar los domingos para subsistir», concluye.