Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


La venganza de Ayuso

21/05/2022

Isabel Díaz Ayuso no olvida ni perdona, y ha ejercido a fondo la venganza, ese plato que se sirve frío. En el video con el que inauguraba el congreso del PP madrileño que finalizará con su proclamación como presidenta regional del partido, no ha aparecido hablo Casado. Si los restantes presidentes del PP nacional, también dirigentes y personalidades de los gobiernos madrileños, pero ni rastro de Pablo Casado. Isabel Ayuso, en otras ocasiones tan cercana, tan sensible, esta vez se ha dejado llevar por un sentimiento que al menos hasta ahora no es capaz de borrar.

Pablo Casado no solo era uno de sus mejores amigos desde hacía veinte años, sino también la persona que contra viento y marea se empeñó en presentarla como candidata a la presidenta del gobierno madrileña. Lo consiguió. Y no solo eso, en una reacción inesperada adelantó las elecciones cuando creyó inminente una moción de censura … y arrasó a sus adversarios y además se convirtió en un referente nacional. Ahí se acabó la luna de miel con Casado.

El expresidente y Egea iniciaron una lucha sin cuartel para intentar que no fuera la presidenta regional del PP. Casado intentó cercar a Ayuso por tierra mar y aire, boicoteó algunas de sus iniciativas, aseguraba en privado que Ayuso pretendía desplazarle como presidente nacional y, ya en una situación de enconamiento incomprensible, cuando recibió un "soplo" de alguien que trabajaba en una sucursal bancaria, dio por buena la información que le trasladaban y quiso contratar a una agencia de detectives para investigar al hermano de Ayuso, porque creía que había realizado una operación de tráfico de influencias por la que había cobrado una importante comisión.

Esto último es lo que no le ha perdonado Ayuso. Como ocurre con frecuencia, perdonamos a quienes nos han fallado, pero no a quienes han fallado a alguien que queremos.

Casado ha perdido la presidencia del PP, y su carrera política, por su animadversión a quien había sido su amiga, su protegida, su pupila. A una Isabel Ayuso a quien él quiso promover en política más allá de lo que había sido hasta entonces. Pero algo se trastocó en la cabeza del presidente del PP, que fue incapaz de asumir el éxito de aquella a la que tanto había querido y admirado.

Ayuso se ha vengado públicamente. Muestra abiertamente su simpatía y reconocimiento a Núñez Feijóo, con el que discrepa en muchos asuntos, pero los dos respetan los puntos de vista del otro siempre que en lo fundamental sean leales a los principios que defiende el partido. Y además, en el congreso que Casado retrasaba indefinidamente, Ayuso le ha pagado con un plato servido muy muy frío.

¿Ha hecho bien Ayuso? Pues no tanto. Se comprende que no perdone la afrenta a su hermano, pero habría dado una lección de señorío recibiendo con un abrazo a Casado. Un hombre que, total, ya no está en condiciones de hacerle más daño.