La Diputación va a colaborar con la Fundación del VII Centenario con la aportación de 50.000 euros destinados a sufragar parte de los gastos de la magna exposición Renacer, inaugurada el pasado viernes en la catedral.
Así se lo trasladó esta misma semana la presidenta de la institución, Ángeles Armisén, al obispo de Palencia, Manuel Herrero, que es también el responsable de la citada fundación, durante una reunión en el palacio de la calle Burgos. En la misma participaron también la diputada provincial de Cultura, Turismo y Deporte, Carolina Valbuena; el ecónomo de la diócesis, Tirso Castillo, y el delegado diocesano de Patrimonio, José Luis Calvo.
Por otra parte, la Diputación ha apoyado de manera directa la exposición Renacer mediante la habitual financiación del Taller de Restauración de la Diócesis, que ha incluido dentro de las piezas restauradas últimanente algunas de las que se exhiben en la catedral.
Es el caso del frontal del altar «más importante, más rico y más elegante de la catedral», según José Luis Calvo, comisario de la exposición. Se trata de una pieza textil, del XVI, conocida como El frontal de los pajarillos, por el gran número de pájaros bordados que incluye, además de mariposas y roleos, en una representación del Paraíso, con aves exóticas, inspiradas en las del continente americano
maestro de capilla. En la reunión se dio cuenta de que la institución provincial va a patrocinar una edición, de la mano del musicólogo José Ignacio Palacios Sanz, de la colección de música Escala diatónico-chromático-enharmónica (1751), del teórico musical y compositor Antonio Rodríguez de Hita (1722-1787), que se conserva en el Archivo de la catedral.
Y es que Rodríguez de Hita ejerció como maestro de capilla durante dos décadas en la seo palentina, tras ganar en agosto de 1744 las oposiciones para cubrir la vacante dejada por la muerte de Francisco Pascual Ramírez de Arellano. Llegó de Alcalá de Henares y permaneció aquí hasta su nombramiento como maestro de capilla en el Real Conservatorio de la Encarnación, de Madrid.
Compuso esa obra, conocida también como Libro de las chirimías, durante su estancia en Palencia. Contiene 75 piezas breves, odenadas por tonalidades y modos, para un máximo de cinco solistas de viento: dos chirimías (instrumento parecido al oboe), alto y dos trompas. Rodríguez de Hita compuso las canciones para acompañar las procesiones que llevaba a cabo el cabildo y los intermedios instrumentales de la liturgia. Su figura permaneció un tanto oculta hasta que en 1896 fue rescatada por el musicólogo Felipe Pedrell.
Este año brinda una oportunidad inmejorable de recuperar la música que guarda el Archivo de la catedral, con motivo del tricentenario del nacimiento de Rodríguez de Hita, de cara a revalorizar su obra y darle el lugar que merece en la historia. El Libro de las chirimías constituye además un elemento imprescindible para estudiar la música de la seo y para profundizar en la etapa palentina del autor.