El 13 de agosto cumplirá los 79 con la satisfacción  de haber podido dar continuidad a un negocio familiar de joyería y relojería que hoy sostiene la cuarta generación. Y no solo con un establecimiento, sino con tres ubicados en Palencia, Aguilar de Campoo y Conil de la Frontera. 

Manuel Salamanca Pérez tiene tres hijos varones: Ignacio, Fernando y Manuel. El primero está al frente de la joyería-relojería de la calle Mayor capitalina desde que nuestro protagonista se jubiló a los 71 años. El segundo tiene una en Aguilar de Campoo y el menor regenta la gaditana de Conil. A todos les va bien y eso enorgullece a su padre. 

«Cuando yo lo dejé consideré que mis hijos tenían que llevar sus negocios de manera autónoma y he acertado. Los tres hermanos se llevan muy bien, pero si hubieran tenido que trabajar juntos, seguro que habrían surgido problemas», comenta.  Añade que «es una satisfacción muy grande que ellos den continuidad al negocio familiar y que yo haya podido ayudarles». 

Duda, eso sí, de que haya una quinta generación al frente de Joyería-Relojería Salamanca porque sus dos nietos, de 18 y 15 años, no parecen estar por la labor. «El mayor es una lumbrera, que ha ganado premios en concursos de matemáticas y va a estudiar Químicas, que es una carrera muy difícil, y el pequeño también es estudioso, aunque no tanto. No creo que a ninguno de los dos le interese entrar en este negocio», reconoce.

No sé si el joyero nace o se hace, pero sí parece que hay momentos decisivos en la vida de las personas que conducen a reproducir lo que siempre se ha visto en casa si a uno le gusta. Ese fue el caso de Manolo Salamanca.

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