Támara de Campos

Juan Francisco Sanjuán Benito
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La antigua villa de los hospitalarios de San Juan

Támara de Campos

La villa de Támara de Campos se ubica entre las poblaciones de Piña de Campos y Santoyo, en plena comarca de Tierra de Campos, a escasos 28 km de la capital. 


El nombre de Támara, unos opinan que viene de tamo, paja menuda, pavesa que sale al aventar la parva trillada. Otra opinión es que Támara es un nombre de origen hebreo que viene de thamar y significa palmera. Una tercera opinión se refiere a que podría derivar de una raíz indoeuropea temH- (oscuro), temH-es (oscuridad), y posteriormente, tamara-agua, tono que caracteriza al agua de los abundantes acuíferos en esta zona. En la geografía española existen múltiples Támaras.En Burgos, Galicia, La Rioja, La Mancha, Salamanca...


La primera mención escrita que se conserva de Támara de Campos, es un documento datado el 1 de febrero del 968 en el que se denomina a la población Castro Támara. Por este documento, fray Galindo, abad del monasterio de San Miguel de Castro Támara,  anexionaba el monasterio del que era abad con todas las posesiones de este en Castro Támara, Villasidro y otras poblaciones, al monasterio de Santa María de Rezmondo (Burgos), y puso como testigos de tal anexión a todos los vecinos de Castro Támara, enumerando la totalidad de las tierras de sembradura, de viñedo y pastos en todas las poblaciones que anexionaba. 


El 12 de marzo de 1053, el primer monarca castellano-leonés, Fernando I el Magno, entregó el monasterio de San Miguel de Castro Támara con sus villas, vasallos, tierras, diezmos y derechos en las Nueve Villas de Campos al monasterio burgalés de San Pedro de Cardeña. Prácticamente las mismas villas, villorrios, habitantes, tierras, institutos y beneficios que el abad Galindo había anexionado ochenta y cinco años antes al monasterio de Santa María de Rezmondo. 


Las Nueve Villas de Campos es el nombre de una comunidad medieval de pueblas institucionalizada formada por las villas de Amayuelas de Abajo, Amayuelas de Arriba, Amusco, Piña, Támara de Campos y los despoblados de Alba, Rombrada, Villaonilla y San Esteban; con sus tierras, fueros, privilegios y ciertas posesiones de uso y disfrute común. 


Esta comunidad de villas duró hasta el año 1352, que el rey Pedro I el Cruel sacó a Támara de Campos de la Comunidad de las Nueve Villas de Campos otorgándola el privilegio de villa de realengo dependiente de la corona. Al resto, las incorporó a la merindad de Monzón de Campos.


En 1127, Alfonso I el Batallador, rey de Aragón, de Pamplona y rey consorte de León y Castilla, tras la muerte de su esposa, doña Urraca I la Temeraria, reina de León y Castilla el 8 de marzo de 1126, acordó con su hijastro y heredero de León y Castilla, Alfonso VII el Emperador, las Paces de Támara por las que el rey Alfonso I el Batallador devolvía a Alfonso VII las plazas que todavía retenía en Castilla, manteniendo para Pamplona una parte de la vieja Castilla, la Bureba, el condado de Álava y los señoríos de Guipúzcoa y Vizcaya.


Camino jacobeo.

A finales del siglo XII, la puebla de Támara de Campos que se sentía muy vinculada al Camino Jacobeo que pasaba por sus inmediaciones, libremente se encomendó en vasallaje a la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, más conocida como Orden de Malta, que construyó un hospital para los peregrinos. En el que se hospedó Sancho IV el Bravo, rey de Castilla y León en 1286 durante su peregrinación a Santiago de Compostela. 


Durante los años 1513 al 1522, el Consejo Municipal de Támara promovió un pleito en contra el prior de la Orden de Malta por la jurisdicción civil de la villa. 


Por aquellos años, se recibió en la villa la visita pastoral de Juan Fernández de Velasco, obispo de Palencia, quien ordenó no atender más peregrinos en los hospitales locales que aquellos «extranjeros que acrediten su condición y no se les hospede por más de dos días si no es con otra necesidad, siendo Camino conforme a la Ley del Reino».


Debido a su condición de plaza fuerte bien amurallada, durante la guerra de las Comunidades fue sede del ejército real que se creó en 1520 bajo el mando de Luis de la Cerda. Al año siguiente, la población, mayoritariamente comunera, acogió al obispo Antonio de Acuña, jefe comunero con hueste armada en sus andanzas por Tierra de Campos.


De acuerdo con el censo de 1591, Támara pertenecía a la Merindad de Monzón con 286 vecinos pecheros. En el siglo XVIII, según los datos del Catastro de Ensenada, pagaba 14 reales y 24 maravedís a la marquesa de Aguilar y Villanueva por martiniega. 


En 1859 nacía en esta localidad don Isidro Sinesio Delgado García, periodista, escritor y autor teatral que en 1899 fundó la Sociedad General de Autores de España.


La villa de Támara, desde el siglo XI, estaba protegida por una pequeña fortificación y una fuerte muralla formada por muros de tapial de gran altura recubiertos de sillería que alcanzaban 1,50 metros de anchura. Rodeaba la localidad en su totalidad con tres puertas de acceso/salida, de las que aún sigue aquí la del Caño. De aquellas construcciones defensivas, solo queda como recuerdo la ermita de la Virgen del Castillo, del siglo XII, convertida en Ayuntamiento y museo etnográfico y varios tramos de la muralla. 


Del trazado medieval de su casco urbano destaca la magnífica iglesia de San Hipólito el Real, obra de transición del gótico al renacimiento de los siglos XV-XVI. La iglesia de San Miguel del siglo XIII formaba parte del antiguo monasterio del mismo nombre y varias casas blasonadas.