Los gobiernos suelen creer que los ciudadanos somos un "poco" tontos y que es fácil engatusarnos con su verborrea para que creamos que es de noche cuando es de día.
Pero quizá, desde la Transición hasta hoy, es el de Pedro Sánchez el Gobierno que más ha interiorizado que los ciudadanos somos tontos del remate.
Puede que parezca que Pedro Sánchez tiene un problema de los gordos a cuenta del enfado de los independentistas catalanes por saberse espiados, lo que les ha llevado a amenazarle de retirarle su apoyo parlamentario. Pero en realidad el problema lo tenemos los ciudadanos al constatar que, mientras el propio Sánchez negociaba con los independentistas su estancia en la Moncloa los servicios de inteligencia investigaban las actividades del independentismo habida cuenta que estaban poniendo en riesgo, no solo la unidad territorial, sino los cimientos de nuestra democracia.
Hace unos días se publicaba como de pasada en un periódico, creo que en El Mundo, la conexión de algunos de los actuales jefes de Esquerra nada menos que con los denominados Comités de Defensa de la República. Comités que no se comportaban como grupos pacíficos de ciudadanos sino que al parecer estaban detrás de muchos de los actos de violencia que se llevaron a cabo. Por tanto, Sánchez con una mano hacía una cosa y con la otra la contraria. Y ese es el verdadero escándalo, y no otro. Pero, como todas las situaciones son perceptibles de empeorar, la estrategia de los "cerebros" de Moncloa es de pena. Intentar convencer a los ciudadanos de que el señor Presidente no sabía que se estaba recabando información sobre los líderes independentistas, es sencillamente increíble. Más increíble que cualquier película de ciencia ficción.
Pero aún hay más, y es que el Presidente y sus cuates con tal de salvarse y sobre todo no perder los 13 votos de Esquerra, no han dudado en colocar al CNI a los pies de los caballos y le están sometiendo a un desprestigio que seguramente tendrá consecuencias. No hay precedentes de ningún gobierno que tire piedras y desprestigie a sus órganos de inteligencia.
Yo no sé si el señor Sánchez ha perdido el sentido de la realidad, el caso es que una vez más va a ser verdad eso de que los dioses ciegan a los hombres que quieren perder.