El EasyCharger Palencia logró la decimoquinta victoria de la temporada, ante su primer perseguidor en la clasificación, el Leyma Coruña, en un duelo donde no estuvo Dani Rodríguez por covid y en el que marcó el ritmo desde el principio hasta el final, con acierto en el triple y una fenomenal defensa (80-67).
Comenzaba el encuentro con un festival de triples del equipo morado, que lograba cinco sin fallo en los primeros cinco minutos y medio (17-8). Cinco aciertos, obra de Noah Allen (quien abrió el camino con los dos primeros encestes), Prince Ali, Micah Speight y Roberts Blumbergs. Era la forma de decir que lo del pasado sábado (derrota por 36) en Granada ante el líder fue un accidente. Como lo había sido la breve pausa para volver a ajustar la canasta tras el primer espectacular mate de Ali (11-8, a los cuatro minutos de juego). La segunda parada del juego era la que provocaba el técnico visitante, el exmorado Sergio García, con el citado 17-8.
Aparecía en escena el principal valor ofensivo del Coruña, Nick Ward, que reducía la distancia en los dos primeros ataques de su equipo (17-12). Situaba los cinco de diferencia con los que, tras el intercambio de canastas y el último tiro libre de Ali, concluía un intenso primer acto (20-15).
Los gallegos trataron de hacer daño desde la pintura, aprovechando el poderío físico de Ward y Atoumane Diagne, uno u otro en función de la rotación. Ambos llegaban al descanso como máximos anotadores visitantes, con siete puntos en su haber. La mitad de los de su equipo. Porque el Coruña no había sumado desde más allá de los 6,75 (0/5 al llegar al intermedio, donde los morados brillaban, 7/11), sin abusar y con una buena defensa local. Otro mate de Ali colocaba el 26-20. Y, mediado el cuarto, era Juan Rubio el que enseñaba sus armas. Dos triples consecutivos del murciano ponían tierra de por medio en el ecuador del periodo (33-23). Intentó evitar males mayores el equipo visitante (34-27), pero después del tiro libre anotado por Kadre Gray los palentinos conseguían un parcial de 6-0 que situaba en 13 la ventaja morada (40-27). Solo el acierto sobre la bocina de Javi Vega en los dos segundos que le quedaban al electrónico en la última jugada rompieron el parcial. 40-29 al descanso.
Zach Monaghan, inédito hasta entonces por las tres faltas personales que ya había cometido, saltaba al regreso de los vestuarios dispuesto a recordar algunas de sus grandes noches contra el equipo palentino. Tres triples (el segundo a tabla) del estadounidense trataban de reconducir la situación (47-38), pero los de Pedro Rivero no estaban dispuestos a perder su dominio del marcador. Un 2+1 de Rubio (que ya había respondido al escolta rival con un triple) volvía a colocar la diferencia por encima de la decena.
Micah (con 18 puntos, máximo anotador) asumía el mando (nunca mejor dicho, en ausencia de su compañero en la dirección) y disparó a los suyos (56-40) justo antes de que se lesionara el base visitante Álex Hernández, que ya no volvería a la pista.
Quedaban dos minutos y medio de periodo, en los que el entrenador visitante era castigado con una técnica por sus desaforadas protestas (perdió hasta las gafas) y los palentinos, que llegaron a mandar por 21 (63-42 tras el tercer triple de Noah Allen), acabaron el periodo con un contundente tanteo de 63-44.
En el cuarto acto los morados no se relajaron en defensa, aunque un rival del potencial del coruñés (una de las tres mejores plantillas de la LEBOro, nombre por nombre) tampoco iba a ponérselo fácil. Pese a ello se llegaba al ecuador del periodo con el 74-53. En un último arreón los visitantes redujeron la desventaja (74-59, tras dos canastas de Johan Lofberg). Pero los palentinos consiguieron mantener el basketaverage (habían perdido por 12 en La Coruña) con el definitivo 80-67 que aplaudió su afición.