Editorial

Viaje al aula en transporte gestionado por los universitarios

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ACUP ofrece además actividades de ocio, pero son minoritarias en relación al autobús

La Asociación Cultural Universitaria Palentina (ACUP) nació para gestionar algo tan importante, en nuestro caso, como el transporte a las aulas vallisoletanas. Fue clave en su momento, por cuanto suponía un salto cualitativo, el de que los propios jóvenes resolvieran el problema de comunicar a los estudiantes entre dos ciudades próximas y hacerlo, además, conforme a unas necesidades y a unos horarios determinados, bien distintos de los de los trabajadores o de quienes se movían en ambas direcciones para hacer compras o realizar visitas culturales. Los universitarios palentinos necesitaban llegar a tiempo a sus escuelas y facultades y a un precio asequible y eso era algo que ellos mismos podían solucionar, conveniar y llevar a cabo. No siempre de una manera sencilla y no siempre ajenos a las dificultades, pero con un empeño y una decisión fuera de toda duda.

Claro que ACUP, prácticamente desde sus inicios, siempre quiso ser algo más, no limitarse a gestionar el transporte universitario, sino ofrecer otros servicios, directamente relacionados con el ocio, desde radio a talleres de fotografía o de juegos de rol, de manera que hubiera otras alternativas en la capital palentina más allá del botellón o los bares, de los locales compartidos o del cine. Pero, pese a sus esfuerzos y a la evolución de la oferta, permanece en el imaginario colectivo, incluso en las agendas de sus 1.600 socios, como la entidad que pone a su disposición el abono de transporte y resuelve los problemas, cuando se producen, de número de frecuencias o de paradas. Tanto entre ambas capitales, como desde algunos pueblos palentinos a Valladolid. Da servicio, asimismo, a vallisoletanos matriculados en el campus de La Yutera y, cada vez más, a estudiantes de los ciclos medios y superiores de la Formación Profesional.

Y este curso, superado lo peor de la pandemia, ACUP ha vuelto por sus fueros y gestiona el transporte de sus socios que, con las restricciones y las clases online, había disminuido sensiblemente durante el período lectivo 2021-2022. Es esa vuelta a la ansiada normalidad que no deja de traer algún que otro quebradero de cabeza y que sigue centrada, casi de manera tozuda, en el interés más inmediato de los estudiantes, que no es otro que trasladarse de lunes a viernes a sus clases y laboratorios y también durante la época de exámenes. No estaría de más, y así lo demandan los responsables de la asociación, que aprovecharan más las posibilidades que esta ofrece, pero para muchos ya es bastante con atender esos focos preferentes de interés que son las clases, seminarios, actividades de formación e investigación o prácticas.

Hay vida más allá de los autobuses, insistimos, aunque de forma bastante minoritaria.