Con frecuencia se anuncia, en Diario Palentino, la apertura de exposiciones de pintura de autores palentinos -para mí poco o nada conocidos- que sorprenden por la originalidad y la indiscutible calidad de muchos de ellos. Suelen ser importantes muestras que evidencian la autoría de pintores con una obra sólida en la que puede apreciarse la evolución producida en la misma. Cuando esas exposiciones concluyen, el autor recoge sus cuadros y rara vez volvemos a admirarlos, a no ser que, por amistad, el pintor nos abra las puertas de su taller. Esto, naturalmente, en vida del mismo. En Palencia tenemos la suerte de poseer magníficos museos, como son el Diocesano, dedicado al arte sacro, o el Arqueológico en el que podemos admirar nuestro pasado artístico. Pero no tenemos un museo de Arte Moderno a pesar de la rica nómina de artistas palentinos representativa de su importante presencia en medios artísticos tanto nacionales como internacionales. Desconozco los motivos por los que no se ha llevado a cabo la creación de un museo de arte moderno, pero nunca es tarde para plantear un proyecto que daría prestigio a Palencia y nos situaría en el nivel que nos corresponde a escala nacional. Los artistas palentinos tendrían su espacio en el que dar a conocer, de modo permanente, su obra y también aquellas obras de autores foráneos que tienen su obra perfectamente consolidada. En Palencia disponemos de locales vacíos sin ninguna utilización, abandonados a su suerte desde hace ya mucho tiempo. Alguno de ellos podría dedicarse a la instalación de un nuevo museo que enriquecería nuestro patrimonio y facilitaría el conocimiento de nuestros artistas, así como un espacio destinado a exposiciones temporales de una manera apropiada a esa función. En la actualidad se exhiben en Palencia, dos excepcionales exposiciones de dos pintores palentinos poco o nada conocidos para el público que no siga detalladamente la existencia de su obra. Los palentinos participamos muy activamente en los proyectos artísticos bien hechos que se nos ofrecen. Sirva como ejemplo el éxito indiscutible de esa extraordinaria muestra que se exhibe en la Catedral con el título de Renacer.