Una veintena de estudiantes invidentes con apoyo educativo

J. Benito Iglesias
-

Profesionales itinerantes -dos en Palencia y 27 en Castilla y León- prestan ayuda invididualizada en las aulas palentinas a través de un convenio suscrito entre la ONCE y la Junta

Una veintena de estudiantes invidentes con apoyo educativo - Foto: Javier Regueros

Los centros ordinarios públicos y concertados intentan que, poco a poco, se logre una verdadera educación inclusiva y que los estudiantes con discapacidades no vean limitado su aprendizaje y se integren adecuadamente en las aulas con el resto de compañeros que no las padecen. En el caso de Palencia, los alumnos ciegos y con discapacidad visual grave tutelados por la ONCE en el presente curso alcanzan una veintena y están repartidos entre Infantil (2), Primaria (4), Educación Especial (5), Educación Secundaria Obligatoria, ESO, (5), enseñanza de Braille a adultos (2), Bachillerato (1) y otros ciclos formativos (1).

En el conjunto de Castilla y León son 365 estudiantes con problemas visuales (7.300 en toda España) los que se van adaptando desde primeros de octubre a la nueva normalidad, bajo las mismas condiciones que el resto de sus compañeros. Dado que más del 99% estudia en centros ordinarios, su incorporación a las aulas se ciñe a las instrucciones marcadas por la Junta apoyada en la ONCE. El objetivo primordial pasa por poder eliminar barreras y que este alumnado capte sin problemas las explicaciones de los docentes y se forme en igualdad de oportunidades. 

Para garantizar su plena inclusión en el entorno educativo, profesionales itinerantes de apoyo -un total de dos en Palencia y 27 en Castilla y León- constituyen, a través de un convenio entre la Consejería de Educación y la ONCE, los equipos específicos de atención a la discapacidad visual y trabajan de forma individual con cada estudiante, además de intentar cubrir las necesidades surgidas como consecuencia de la Covid-19 en todo lo relativo a su inclusión en las aulas.

Tal y como señala a DP el jefe de la Unidad de Servicios Sociales de la ONCE en Castilla y León, Jaime Catena, en todo momento se intenta que las personas afiliadas a la organización -y quienes sin serlo cumplen los requisitos para ser atendidas- «se integren y, al llegar a una edad adulta, sean lo más autónomas posible, además de realizar un trabajo que incluye las medidas de adaptación precisas».

Igualmente, indica que existe la posibilidad de que, junto a los educadores de apoyo en el día a día, «los alumnos reciban ayudas de otros profesionales de nuestro equipo de atención de servicios sociales para, por ejemplo, enseñar a manejar una aplicación informática en el tipo de tecnología de lectura Braille o la presencia de un técnico de rehabilitación visual que se encarga del desarrollo de la autonomía personal». 

Jaime Catena apunta que las nuevas tecnologías aplicadas a las personas que tienen problemas de visión son importantes en el ámbito de la enseñanza pero con matices. «Todas pueden sumar pero deben ser inclusivas desde el primer momento. Si estos elementos son accesibles y se usan bien son un gran aliado pero, si no es así, crean desigualdad y una brecha tecnológica para personas con discapacidad visual frente a los que no la tienen», expone.

De los 430  docentes especializados en todo el país, un total de 37 son también personas ciegas o con discapacidad visual grave, que ofrecen la misma atención educativa a sus alumnos, con ayuda de sus necesarias adaptaciones, concreta el responsable de  la Unidad de Servicios Sociales de la ONCE en Castilla y León.

Además, Jaime Catena manifiesta que las familias que de los estudiantes que reciben apoyo docente especializado juegan también un papel complementario importante en el ámbito doméstico y también fuera de él. «Son claves para reforzar la autonomía personal en distintas tareas, incluidas el aprendizaje de Braille o la práctica deportiva, que pueden contribuir de forma destacada para que los niños se deselvuelvan mucho mejor en su entorno», asevera.

Formación semipresencial

Más del 40% de los estudiantes con discapacidad visual accederá durante este curso a una formación semipresencial según las instrucciones dictadas por las administraciones educativas, en respuesta a las normas sanitarias implantadas en los centros. En este sentido, la ONCE ha impartido recientemente un curso de formación dirigido a su profesorado de apoyo para desarrollar y reforzar las competencias digitales en la denominada escuela a distancia, así como para adaptar los recursos necesarios. «También organizamos jornadas, ahora un tanto limitadas por la pandemia y de forma telemática, donde los estudiantes adquieren diversas competencias que les ayudan mucho en su día a día», dice.

En cuanto a los docentes, la formación que reciben se centra en repasar conceptos básicos de herramientas ofimáticas; usar diferentes navegadores en internet buscando la máxima accesibilidad; conocer diferentes plataformas educativas de conexión por audio o videoconferencia; facilitar estrategias para revisar la accesibilidad; proporcionar distintos recursos pautas y estrategias de formación a distancia con los alumnos con discapacidad visual y mejorar la productividad de los profesionales mediante herramientas TIC.

En función de las necesidades, la atención prestada va desde el seguimiento, asesoramiento y orientación al centro donde se escolarice el estudiante, a una intervención directa con el alumnado para garantizar su inclusión tanto dentro como fuera del aula -espacio donde estos profesores pueden también actuar-, junto a los aspectos académicos relacionados con la verdadera inclusión social del alumnado en la actividad de recreo, deporte, ocio y tiempo libre.