Torremormojón

Juan Francisco Sanjuán Benito
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/ Pueblos de Palencia

Torremormojón

La villa de Torremormojón está emplazada en las inmediaciones de los Montes Torozos, en la comarca de Tierra de Campos, una zona repoblada por el rey Alfonso III de Asturias a finales del siglo IX, cuando comenzaron a construirse fortalezas defensivas en la comarca por los condes de Saldaña, de Carrión y de Monzón.


Se dice que el nombre de Torremormojón procede de monte mutilado donde se levantaba la primitiva torre. En el testamento de Ordoño II de León, redactado en el año 916 se citaba, a la población como Montemolión; en el siglo XI se citaba como Torre de Monte Molión y en el siglo XII como Torre de Mar Molión. 


La primera noticia escrita que se tiene de su nombre data del 17 de septiembre de 1114, cuando el conde Pedro Ansúrez se refería a ese lugar como «Illa Torre de Mont Mojon» en su carta de donación de varias heredades a favor de la Santa Iglesia Colegial de Valladolid, que fue otorgada en sufragio del alma de su primera esposa Eylo Alfónsez, ya fallecida. 


Asur Fernández, primer conde de Monzón y, más tarde, también de Castilla, mandó construir la fortaleza de Torremormojón sobre el solar donde se hallaba la primitiva torre vigía, quedando desde entonces villa y fortaleza adscritas al condado de Monzón. La tenencia de la villa y su fortaleza, durante los tres siglos siguientes a la construcción de la fortaleza, la disfrutaron nobles tan renombrados en Castilla como: Pedro Ansúrez, conde de Liébana, de Carrión y de Saldaña, y señor de Valladolid; Tello Fernández; Pedro Martínez; Pedro González de Lara, conde de Lara; la poderosa familia Téllez Girón, tronco familiar de la casa ducal de Osuna; y los no menos poderosos Téllez de Meneses, tronco familiar de la tres veces reina María de Molina. Posteriormente, pasó a ser propiedad real.


Tras la división efectuada por Sancho III el Mayor de Pamplona y tutor del condado de Castilla, a comienzos del XI, Torremormojón, villa fuertemente murada, se convirtió en límite fronterizo entre el reino de León y el condado de Castilla. Sancho García, tercer conde de Castilla, concedió fueros y privilegios a la villa y alfoz de Torremormojón a principios del siglo XI, que luego ratificarían e incrementarían los reyes Fernando I el Magno y su hijo Alfonso VI el Bravo.


 En febrero de 1144, Alfonso VII el Emperador confirmaba y ampliaba los fueros a la villa y el alfoz de Torremormojón. Además, otorgaba a sus pobladores una específica exención de aquellos «malos usos jurídicos de fonsado, mañería, facendera o inviolabilidad limitada del domicilio», a la par que otros más de naturaleza y alcance desconocido, como la «abinida» o «la pinadera», y el beneficio de una reciproca exención de portazgo para todos los naturales del alfoz con los naturales de los alfoces de Cabezón, Dueñas y Monzón. Sancho IV el Bravo donó la villa a Juana Alfonso de Meneses, hermanastra de su esposa, María Alfonso de Meneses, señora de Molina, quien en 1302 consiguió la concesión de un mercado semanal para la villa con el fin de aumentar la población. 


Tras el Regicidio de Montiel, acaecido el 23 de marzo de 1369, Enrique II entronizó la nueva dinastía Trastámara en la corona de Castilla y León e inmediatamente comenzó a conceder honores y títulos a sus seguidores por los servicios prestados, lo que le valió el mote real de 'el de las Mercedes'. Fue entonces cuando donó la villa y fortaleza de Torremormojón a su hermano Sancho de Castilla, conde de Alburquerque, ambos hijos bastardos de Alfonso XI de Castilla y de su amante Leonor de Guzmán, quien a su vez la donó en 1370 a García González de Herrera, mariscal de Castilla, en cuyo poder familiar permaneció hasta finales del siglo XV, cuando recayó, por herencia matrimonial, en los Fernández de Velasco, condestables de Castilla, cuyo titular, Bernardino de Velasco, ordenó en 1506 realizar un inventario del armamento existente en el castillo, con el siguiente resultado: 66 ballestas, 76 lanzas, cinco astiles; dos espadas mandobles y seis menores; cinco porras de armas y una de hierro; 56 escudos formados por 36 paveses, nueve pavesinas, diez adargas y una de hierro; así como 84 piezas de artillería y un indeterminado número de talegas de pólvora. 


Poco tiempo después, el señorío de la villa y la fortaleza de Torremormojón pasó, por el sistema de herencia matrimonial, a la casa ducal de Benavente. 
A mediados del siglo XV, Torremormojón contaba con una importante comunidad judía, a cuya aljama, junto con la de Paredes de Nava, les correspondía pagar en concepto de servicio y medio servicio 2.400 maravedíes el año 1474.


Durante la guerra de las Comunidades de Castilla, la villa de Torremormojón se mantuvo entre dos aguas, pero ninguno de los dos bandos la favoreció, pues cuando los realistas abandonaron la villa seguidos por los comuneros, salió mal parada por los primeros y saqueada por los segundos, entrando a partir de entonces en un periodo de severo declive económico y social. Tras la contienda, la villa y fortaleza quedaron expoliadas y muy dañadas, motivo por el cual, en 1523, la casa ducal de Benavente, propietaria del castillo en ese momento, realizó obras de refuerzo y mejora en el castillo. 


EXPEDIENTE JUDICIAL DE RECLAMACIÓN.

El 30 de septiembre de 1521, la vecindad de la villa y la casa ducal de Benavente iniciaron un expediente judicial de reclamación en demanda de indemnización por la plata de las iglesias que debió entregar a los comuneros en calidad de tributo de guerra. La casa ducal demandó indemnización por 130 lanzas robadas, valoradas en 17. 680 maravedíes; robos de menor cuantía, por 750 maravedíes; espías y delatores, por 15. 000 maravedíes y un bosque arrasado, por 100. 000 maravedíes.


Durante la Guerra de la Independencia a comienzos del siglo XVIII, las tropas francesas del mariscal Bessieres ocuparon el castillo. Un siglo después, Torremormojón experimentaría una notable mejora en su economía gracias al capital que trajeron algunos indianos del lugar, que regresaron a morar en su patria chica. A mediados del siglo XVIII, Torremormojón seguía siendo señorío de la casa ducal de Benavente, con un casco urbano formado por 230 casas y 210 vecinos de población, entre los que se incluían eclesiásticos, viudas y solteras. Un cuarto de siglo después, en 1768, el censo arrojaba las siguientes cifras: 671 habitantes, de los que 322 eran hombres y 349 mujeres; 21 hidalgos, seis de los cuales pertenecían al Real Servicio y uno, a la Real Hacienda. 


BIENES DE INTERÉS.

La fortaleza de Torremormojón está situado en la cumbre de un cerro aislado muy próximo a la localidad. Desde el castillo se domina una gran extensión de la comarca de la Tierra de Campos, condición que desde antiguo dio lugar al sobrenombre de Estrella de Campos, apelativo aún común en la provincia. Formó parte de una línea defensiva de vital importancia en la Edad Media, junto con otras torres y castillos como el de Ampudia, Belmonte de Campos, Monzón de Campos en Palencia y Montealegre en la de Valladolid. En 1874, el castillo fue parcialmente demolido, y el 6 de septiembre de 1878, fue declarado Monumento Histórico Nacional.
En la actualidad sólo se conserva un edificio de planta rectangular, con torres circulares en sus esquinas y una torre pentagonal que protege la puerta pasarela de acceso y el foso. En su interior conserva una galería subterránea con cámaras de tiro. 


Además, aún quedan restos de la ovalada muralla que circundaba la villa. Por último, la iglesia de Santa María del Castillo fue declarada Monumento Histórico Nacional en 1981 y sobreviven restos del convento de Santa María de la Piedad.