Una marea arcoíris que lucha por la inclusión

Rubén Abad
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Unas 700 personas participaron en la marcha inclusiva de la Fundación San Cebrián entre Dueñas y Villamuriel. La caminata se celebró por vez primera en el Cerrato y junto al Canal

Una marea arcoíris que lucha por la inclusión

Setecientos palentinos madrugaron ayer por una buena causa: apoyar a la Fundación Grupo San Cebrián en el extraordinario trabajo que realiza la entidad en pro de las personas con discapacidad durante todo el año y desde distintos puntos de la geografía provincial.

Tocaba ponerse el chándal y calzarse las zapatillas para completar los diez kilómetros de la Marcha Inclusiva Tú Sumas, que en su XIII edición se trasladó por vez primera a la comarca del Cerrato y discurrió junto al Canal de Castilla.

La ruta partió de la plaza Mayor de Dueñas, hasta donde fueron llegando a cuentagotas los participantes en los autobuses fletados por la organización desde Palencia, Frómista, Carrión de los Condes, San Cebrián de Campos y Villamuriel de Cerrato, meta de esta caminata en la que poco importó quién llegó en primera posición, sino colaborar con la entidad. 

Desde allí los andarines se dirigieron hasta el pabellón de deportes villamurielense, en una gran marea arcoíris formada por mochilas de color azul, verde, naranja y rosa, con las que se pretendía «simbolizar la diversidad de la sociedad palentina actual».

Antes de empezar la caminata, se dirigió a los asistentes la gerente de San Cebrián, Eva del Río, quien agradeció la «excelente respuesta» de la marcha. Quienes no pudieron asistir a la cita por motivos profesionales -ayer actuaban en la sala Galileo Galilei de Madrid- fueron los integrantes del grupo El Naán, padrinos de esta edición.

ACTIVIDADES PARA TODOS

En paralelo, San Cebrián organizó un variado programa complementario que se extendió hasta la hora de comer. Entre otras actividades, se repartió caipiriña sin alcohol para los cien primeros participantes en llegar y se celebraron talleres de pulseras, máscaras y tatuajes. 

También hubo tiempo para las artes escénicas, de la mano del grupo de danza de la entidad y las alumnas de la Escuela de Danza Smile, y para la buena comida. En este caso, una suculenta fideuá que preparó, con la ayuda de un grupo de usuarios de la fundación, el cocinero Roberto Espeso, colaborador habitual de la institución.