Y aunque hemos abandonado la plaza, todavía se puede seguir en ella aplaudiendo con fuerza y gran sabor taurino lo que sucedió en el sexto de la tarde. Toro de Núñez del Cuvillo que  tiene por nombre Juncoso, que en los corrales descansa después de  haber sido indultado.

Tarde víspera de San Antolín en la que la plaza registró una buena entrada con un público entregado al buen hacer de la terna actuante.   Aunque Daniel Luque era el último del cartel, es quien va a ocupar los primeros dichos de esta página dado que, como rezan los titulares, consiguió indultar al sexto de los Núñez del Cuvillo marcado con el número 197, Juncoso de nombre, castaño de capa y 573 kilos de peso. 

La faena comenzó con un buen toreo a la verónica y muy despacio. Buen puyazo aplaudido con fuerza, lo mismo que el tercio de banderillas en el que saludaron Raúl Caricol y Alberto Zayas. Faena de muleta con todo el mando del mundo, dominio de verdad y buen toreo para el comienzo del bien torear. Pronto surgen los sinceros y fuertes olés para aplaudir lo que en el ruedo estaba sucediendo. 

Clase, fuerza, valor desde el primer muletazo, lo mismo con una mano que con la otra. Torero entregado y tendidos lo mismo. El toreo de verdad, el que gusta y con el que disfrutan matador y público se vivió y sintió ante una importante obra. Naturalidad, entrega, verdad con la plaza puesta en pie hasta lograr que el toro fuera indultado. Los gritos de torero, torero llenaron el ambiente. Faena para la historia la que ayer se vivió en la plaza de Campos Góticos.

A las manos del maestro Luque fueron a parar también las dos orejas de su primer toro en el que  brilló igualmente con el capote en el saludo y en un ajustado quite por chicuelinas. En banderillas saludaron Juan Contreras y Zayas.  Espectacular y muy torero principio de faena brindada al público con los pies bien clavados en la arena y sobre las dos manos, aunque el toro no acabó de romper del todo con un final torero de verdad. El bien hacer y mejor torear de Daniel Luque en este astado fue el abreboca de lo que ya hemos dicho sucedió con el cierraplaza.

La tarde de esta segunda de feria había comenzado con una muy buena y seria oreja cortada por Morante de la Puebla. Tardaron poco en llegar los aplausos con un público expectante. La verdad de su buen toreo llegó con unos serios y largos muletazos con la mano derecha. Perfecto el volapié en la suerte natural y a sus manos la primera oreja del festejo. No pudo rematar la tarde en su segundo y eso que lo intentó, visto lo visto pronto entró a matar haciéndolo de una estocada casi entera. El público esperaba otra buena tarde del de la Puebla  que no pudo ser, labor que fue silenciada.

Diego Urdiales, que sustituía la ausencia de Roca Rey, tuvo que conformarse con saludar desde el tercio en su primero y eso que lo intentó de todas las formas. Entrega, fuerza, ganas y deseos de torear como en él es costumbre. El toro no acabó de entregarse. Fue en su segundo al que cortó una más que merecida oreja donde el riojano demostró lo que de profundo y buen torero lleva dentro. Centrado en todo su quehacer, brilló con series sobre ambas manos con los tendidos ayudándole. Buen final por naturales y buena estocada en la suerte también natural. Todo natural como son las formas de este torero al que se aprecia y quiere por su bien hacer.