El IES Alonso Berruguete apuesta por una cultura de paz y no violencia, por eso ayer gritó No a cualquier guerra, y es que «la paz es el único camino para la convivencia». «Nos entristece cuando nos llegan noticias como la muerte de 20.000 soldados y miles de civiles en la guerra Rusia-Ucrania; más de 3,6 millones del personas han huido y otro millón permanece desplazado dentro del país; la OMS reportó hasta 31 ataques a hospitales y centros de atención sanitaria», expusieron.
Durante el acto, desarrollado en el exterior del instituto con la asistencia de los alumnos por cursos, se explicó que los alumnos de 1º de ESO y los estudiantes de Plástica de tercero y cuarto son los autores de las creaciones que pueden verse en el balcón del centro educativo, un mismo grito con el nexo común de la paloma de Picasso como símbolo de la paz entre las banderas de España y Ucrania. «No podemos permanecer insensibles. Nos importa lo que pasa en el mundo», aseveraron los alumnos.
En este acto en contra de la guerra del Alonso Berruguete se dio lectura a Que se callen los cañones, de Lupercio Mundim, un poema que reflexiona sobre los efectos de la guerra e invita a la paz. «Que callen los cañones, / que dispensen los soldados, / porque las batallas son ilusiones / que solo producen derrotados», dice.
Durante ese grito de No a la guerra se señalaron algunas de sus consecuencias, como que «castiga a cientos de colegios e institutos, como pudiera ser el nuestro, que no pueden abrir sus puertas privando así de educación a miles de niños y jóvenes»; «vuelve estúpido al vencedor y rencoroso al vencido»; «la guerra mata el futuro, ignora la cultura, cada guerra es una destrucción del espíritu humano»; «la guerra golpea a los niños, que en el mejor de los casos deben cruzar solos la frontera, llevando sus pertenencias en una sencilla bolsa de plástico y un número de móvil apuntado en su mano. Muchos sufren daños físicos, psicológicos y hasta mutilaciones y se sabe que las niñas experimentan mayor acoso, abuso y violencia sexual».
Para cerrar el acto, se guardó un minuto de silencio mientras se escuchó un fragmento musical de la banda sonora de La lista de Schindler.