Todos los alcaldes quieren que sus pueblos o ciudades sean foco de desarrollo económico, emblema de atracción turística y especialmente un lugar apetecible para asentarse laboral, familiar y socialmente, tanto por sus oportunidades de negocio y empleo, como por sus infraestructuras, dotaciones y servicios. Si, además, son lugares rodeados de naturaleza, bien comunicados por carretera y ferrocarril, sin barreras arquitectónicas y sin problemas de inseguridad, mejor que mejor. No siempre pueden cumplir la totalidad de los requisitos, pero la inmensa mayoría se esfuerza por no perder los que sí tienen y por conseguir los que aún les faltan. Villamuriel de Cerrato, dada su cercanía a la capital de la provincia, su red de comunicaciones con autovías que lo acercan en poco tiempo a Valladolid, Madrid y Burgos, su paisaje propio de la comarca en la que se asienta, el Canal de Castilla, la constante expansión residencial, las posibilidades formativas y de ocio y el asentamiento de seiscientas empresas de distintos sectores, tipos y tamaños, con la factoría de Renault como buque insignia, que amparan más de cinco mil empleos, está en disposición de afirmar que es un buen lugar para vivir y para invertir. Dispone de dotaciones y servicios, además de patrimonio y tradiciones, que también son importantes. 

 La feria multisectorial abrió ayer sus puertas con una treintena de expositores entre empresas de la zona e instituciones, y podrá visitarse también hoy y mañana, como escaparate que es de uno de los polos industriales de desarrollo más importantes de la provincia. El objetivo es mostrar, aunque sea parcialmente, lo que ya está funcionando, pero también las posibilidades y oportunidades que se abren para los posibles interesados, los nichos de mercado, las opciones de suelo industrial y comercial, las ayudas municipales y las riquezas de la localidad y de la comarca. Porque Villamuriel tiene en estos momentos  un presente próspero, más allá de la crisis generalizada, pero opta a darle continuidad, de forma que se convierta en un futuro prometedor. Sin temor a la despoblación y al fantasma del desempleo y desde el empeño decidido de seguir mejorando la oferta para asegurarse la demanda.

Villamuriel, que en alguna ocasión fue tildado de pueblo-dormitorio dada su proximidad a la capital y la circunstancia de que muchos vecinos de esta fijaron allí su residencia aunque eso les obligara a desplazarse a diario, es mucho más que eso. Tiene su propia personalidad y así lo subrayan sus responsables municipales a menudo, al tiempo que insisten en que es el lugar ideal para asentarse y para instalar negocios y empresas, no importa su tamaño ni su sector, ya que las opciones son muchas y diversas. La confianza de todos se cifra en que mantenga esa prosperidad.