Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


Monada

10/06/2022

Me invitó a comer en su casa, y fui, sí, porque era justa la correspondencia, ya que hacía poco tiempo que la invité yo, y vino. Mi querida amiga se esmeró en condumio, y en detalles, pero.... A su marido, y a sus cuatro hijos, les importaba mucho más lo que se traían entre manos, y lo que se traían eran telefonillos móviles, allí solamente se apreciaba el silencio, cabezas inclinadas, dedos que subían y bajaban por el alargado y pequeño cristal, todos buscaban, retrocedían, no se intercalaban entre ellos ni una palabra. Y mientras mi amiga dejaba la mesa más bonita que la de cualquier hotel de cinco estrellas, y yo, hojeaba Diario Palentino al no aceptarme la ayuda que la ofrecía, se captaba en el conjunto una especie de frialdad que ya empezaba a sacarme de quicio. Entré a saco, y les pregunté qué era aquello que les hacía perder incluso la educación, ya que en su casa tenían una invitada que pintaba menos que el Rey emérito en La Zarzuela -(lo digo, porque supongo que en parecida situación se encontraría él, en la única comida familiar efectuada en el último viaje a su país). De repente, el cabeza de familia, de forma muy afectuosa, ya que al existir mucha confianza sobraron las disculpas, muy campechano me dijo: -Perdona, maja, yo estaba sumergido en el tema deportivo, porque soy muy fan de... Y los chicos, andan a vueltas, unos, con las chicas 'influences', y éste, el pequeñajo, hoy se ha levantado con la obsesión de informarse en ese tema 'del mono', y nos decía a su madre y a mí que como ya se habían quedado atrás, pandemia, vacunas, baremos, mos, contagios, volcán, Ucrania... ahora le interesa el mal del mono. -¡Es que ya es un mozo, que ha cumplido diecisiete años!-. A causa de tirar yo de la manta, las cinco cabezas levantadas y con la sonrisa puesta, -porque todos ellos son mis amigos- logramos mirarnos, dialogar, gastar bromas, comer bien y, naturalmente, el tema del mono nos sirvió para amenizar la sobremesa entre copa y pastelillo. Yo les dije que mientras dure el asunto no intenten conquistar con los piropos de... eres monísima..., o fulanita es una monada... un poco más adelante -porque ya vemos que de la noche a la mañana surgen temas nuevos- se puede pasar del mono al ciervo, por ejemplo, y allí habría, sin duda, muchos chistes sobre cuernos. Lo pasé muy bien. Y mi amiga. siguiendo con el ambiente distendido, y mientras nos servía trozos de una tarta casera -que por cierto está riquísima- con mucho humor dijo: -¡Yo prefiero ver los monos, subidos en los árboles!. Y yo, tratándose de los monos de la última hornada..., también.