Palmas al aire para recibir a Jesucristo en Palencia

Rubén Abad
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INCLUYE VÍDEO | La procesión de La Borriquilla, una de las más queridas por los ciudadanos, reúne a miles de palentinos. El buen tiempo reinante permitió a cofrades y devotos reencontrare con uno de los desfiles más queridos

San Mateo, San Lucas, San Pedro y San Juan. Los cuatro hablan en sus respectivos evangelios de la entrada triunfal de Jesucristo en la ciudad de Jerusalén, donde fue recibido, según rezan las sagradas escrituras, por la multitud, que puso sus ropas en el suelo para darle la bienvenida. Hechos narrados en el Nuevo Testamento que ayer se representaron en la capital con el primero de los desfiles procesionales que podrían denominarse tradicionales y, sin duda, uno de los que más gente reúne de cuantos se celebran durante todo el ciclo de Semana Santa en la capital.

La procesión de La entrada de Jesús en Jerusalén, o de la Borriquilla, como la rebautizaron en su día los palentinos en señal de cariño, regresó a las calles de la capital tras una larga espera de 1.092 días. Dos años, 11 meses, y 25 días de ausencia desde el pasado 2019 que han sido especialmente difíciles para la sociedad palentina, quien ha sufrido su particular calvario con una pandemia que ha dejado a su paso muerte y desolación, también entre la familia cofrade.

Pero ayer era día de celebración en el seno de la Iglesia, como así lo demostraban los cofrades, que desfilaron a cara descubierta, sin los capillos que cubren su rostro el resto de la Pasión. Todos ellos sumaron un nuevo complemento a su indumentaria: las mascarillas, todas ellas de color blanco en el caso de la Real Cofradía del Santo Sepulcro, organizadora de la cita.

Palmas al aire para recibir a Jesucristo en PalenciaPalmas al aire para recibir a Jesucristo en Palencia - Foto: Juan Mellado

Así, hermanos de todas las edades se unieron a una procesión con gran protagonismo de los niños, que lucieron palmas a su medida llegadas desde las provincias levantinas, al igual que las de los adultos. Unas más sencillas y otras muy elaboradas, fruto de un trabajo artesanal que sorprendió a más de uno de los presentes. Todos ellos acompañaron a la única imagen de este desfile. Una bonita talla del año 1956 obra de Vicente de los Ríos, que lucía aún más bella gracias a la veintena de cofrades que la flanqueaban con sus palmas.

El paso salió de la catedral, donde se arremolinaban cientos de palentinos para reencontrarse con La Borriquilla. Mismo escenario se repitió en todo el recorrido, que continuó por las calles Jorge Manrique, La Cestilla o Don Sancho, por citar algunos ejemplos. Un viaje por el casco histórico que dejó bellas estampas a su paso por lugares emblemáticos como La Compañía, el Casino, el palacio de la Diputación, San Lázaro o la calle Mayor.
En la delantera, hermanos del Santo Sepulcro portaban cirios, incienso y cruz. Detrás de ellos, cientos de integrantes de las nueve cofradías se sumaron a una de las procesiones más queridas por los ciudadanos, tanto de los que sienten la Semana Santa desde dentro como los que la viven desde fuera.

Para quienes aguardaban el paso de La Borriquilla, la espera fue larga, aunque llevadera gracias a la agradable temperatura que reinó ayer en las horas centrales del día en Palencia. Y es que tuvieron que esperar casi una hora desde que arrancó la procesión hasta la llegada de la imagen de Jesús a lomos de la Borriquilla debido a la masiva afluencia de cofrades que quisieron ser parte activa de esta fecha tan señalada de la Semana Santa, de interés turístico internacional.

Entre ellos se encontraban también los integrantes de un buen número de bandas de cornetas y tambores  así como la Banda Municipal de Música. Sones procesionales que daban mayor vistosidad al conjunto y que brindaban un cariz especial a un desfile al que también se sumaron varias autoridades locales, provinciales y regionales como fue el caso del alcalde, Mario Simón; la presidenta de la Diputación, Ángeles Armisén; o el subdelegado del Gobierno en Palencia, Ángel Miguel.

BENDICIÓN Y MISA EN LA CATEDRAL

Con anterioridad a la procesión de La entrada de Jesús en Jerusalén, tuvo lugar un desfile de recorrido más breve y de carácter litúrgico entre la capilla del Santo Sepulcro -donde previamente había tenido lugar la bendición de los ramos- y la catedral. Un desfile que atravesó las calles Lope de Vega, Valentín Calderón, Barrio y Mier, Juan de Castilla y Jorge Manrique antes de adentrarse en el templo catedralicio de San Antolín.

Ahí se produjo una de las anécdotas del día. Y es que la comitiva llegó al principal templo de la diócesis con quince minutos de antelación, lo que obligó a adelantar la misa oficiada por el obispo, Manuel Herrero, al ser esta parte de la procesión que conmemora la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén.

En su homilía tuvo el obispo un recuerdo especial para las víctimas que sufren el horror de la guerra. No solo de la que acontece estos días en el este de Europa por la invasión rusa a Ucrania, si no de todas las que dejan muerte, destrucción, desolación y miseria por todo el globo terráqueo.

«Os invito a meditar pausadamente esta Pasión que hoy continúa en tantas personas que sufren y mueren», destacó Herrero. «Pensemos en tantos muertos en Ucrania, en tantas sepulturas sin nombre, en tantas zanjas comunes, en tantos emigrantes que han tenido que huir buscando salvar la vida», continuó.

A renglón seguido, el prelado palentino tachó los conflictos bélicos de una «injusticia» y de «ilícitos», a los que la comunidad cristiana debe combatir no con armas de fuego,  sino «con las armas del Señor». «Amor con amor se pagar, y la primera forma de amar es la gratitud», añadió el obispo.