Editorial

España se encomienda a los test y a la vacunación para afrontar la navidad

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La escalada de casos de coronavirus a las puertas de la navidad vuelve a ser muy preocupante. Las celebraciones previstas en los días que vienen pueden complicar la evolución de la pandemia si no se llevan a cabo con un estricto sentido de la responsabilidad. Fiar solo a la alta cobertura vacunal en España el embate de esta sexta ola puede ser insuficiente e imprudente, máxime cuando el avance de ómicron parece imparable. Aún se ciernen muchas incertidumbres sobre la naturaleza de la variante que ha sumido al mundo en pánico desde que fue detectada hace dos semanas. Pero ante su meteórica propagación y sin unanimidad sobre su gravedad y su posible escape vacunal, preocupa que se perciba como una variante benigna. Incluso si causa síntomas menos graves, el ingente incremento de casos que se auguran podría volver a saturar a cualquier sistema de salud. Debería suponer algo más que una llamada de atención el último informe de análisis de riesgos del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades que advierte de que la vacunación por sí sola no nos permitirá prevenir el impacto de la variante ómicron y urge a que se tomen medidas enérgicas para reducir la transmisión y proteger a los más vulnerables.

La preocupación por el avance de ómicron también se coló ayer en el seno del Consejo Europeo, donde los líderes de los Veintisiete intentaron mantener una apariencia de unidad, aunque las reacciones no puedan ser más desordenadas, tomando medidas sanitarias urgentes cada uno por su lado. En España, los epidemiólogos dan por hecho que habrá que recuperar algunas limitaciones tras las navidades para no saturar los hospitales y la actividad de la asistencia primaria, mientras las autoridades advierten de los riesgos que encaramos los próximos días pero, al margen del pasaporte covid y no en todas las comunidades, aplazan la aplicación de más limitaciones.

Se sabe que el virus ha perdido letalidad, algo que se debe en gran parte a la vacunación masiva, pero los supercontagios que estamos conociendo estos últimos días, algunos de ellos de sanitarios en celebraciones prenavideñas, son una señal de alarma inequívoca que debería hacernos pensar en lo que puede pasar las dos próximas semanas si no aplicamos el sentido común y nos concienciamos de que esto no ha terminado. La vuelta atrás que han vivido muchos países europeos, con una incidencia disparatada y teniendo que retomar las restricciones más estrictas, es un escenario al que se asoma España si descuidamos las medidas de autoprotección y no tratamos de respetar las medidas más básicas. El uso de la mascarilla, la vacunación masiva, la ventilación de los interiores, evitar reuniones demasiado concurridas, incluso el uso de test de antígenos antes de reunirse asumiendo los riesgos de la falsa sensación de seguridad, siguen siendo la mejor manera de combatir el virus.