Jesús Fonseca

EL BLOC DEL GACETILLERO

Jesús Fonseca

Periodista


Honorato

24/10/2021

Es uno de esos seres Insaciables a la hora de darse a los demás. Tiene 72 años y nació en Rioseras, un pueblecito de la España despoblada, a 15 km de la capital burgalesa. Se llama Honorato y se cumplen, por estos días, 40 años de su vida misionera. Vive en Goma, una de las poblaciones más bulliciosas y ásperas del Congo, país complicado donde los halla. Allí ha formado, durante décadas, a miles de muchachos y de chicas a los que ha dado holgura para ganarse la vida, a través del aprendizaje de artes y oficios de utilidad; de esos que tan necesarios son en el día a día. He tenido la dicha de pasar unos días con él; y como yo sé pocas cosas y cuento tan sólo lo que veo, contaré que transitar por esta ciudad humeante del Congo, entre sus amenazantes volcanes, con este hijo de Don Bosco, resulta una experiencia indescriptible: a Honorato, que pertenece más al cielo que a la tierra, lo para todo hijo de vecino en la calle, porque no hay nadie que no deba algo a este burgalés. Esta mujer, madre de 4 hijos, porque pudo levantar un taller gracias al taller que armó Honorato con todas las dificultades que pueda uno imaginarse; aquel otro, porque su hijo pudo formar una familia y abrirse paso en una sociedad tenaz gracias, también, a la abnegación de este salesiano; y así sucesivamente. Porque a Honorato no hay nada que se le ponga por delante. Si tienes cualquier contratiempo -lo cual sucede a dos por tres-, aparece Honorato y la cosa cambia: Las caras de pocos amigos, se destensan de inmediato y sonríen de oreja a oreja; todo fluye por el gran camino de las pequeñas soluciones y el buen humor. Honorato es, en Goma, la llave que abre cualquier puerta, por más pestillos que tenga. ¿Será que este burgalés universal ha encontrado el tesoro escondido? Es sólo una intuición. A su lado es imposible sentirse triste. Al contrario: todo es contento y holgura. Definitivamente, Honorato es uno de esos «santos de la puerta de al lado», de los que habla el Papa Francisco y que se encuentran en cualquier esquina; en las periferias, especialmente. Pero ¿Cuál es, entonces, su secreto? Se lo pregunto y se echa a reír, alza los hombros y vuelve a la carcajada. Este burgalés, de aspecto frágil, es un hombre frugal, que  lleva lo esencial consigo mismo. No tiene nada. Camina en la confianza y en la gratitud, que es el mejor sendero, por más interrogantes incertidumbres y angustias que encuentre a su paso. Honorato carece de miedos, porque la compasión y la misericordia le acompañan. ¿Será por eso que es tan feliz?

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