Todo al negro

Jesús Hoyos
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El cómico gallego Miguel Lago llega este domingo al Teatro Ortega con un espectáculo que mantiene la apuesta por su humor característico. Comenta los inicios, el estado actual de la comedia y su futuro

Todo al negro - Foto: Akane Mayo Fotografia

Lo de ser considerado uno de los mejores cómicos del país es algo que no le genera presión. «Es una etiqueta que me ha puesto el público y que yo agradezco enormemente: en cualquier caso me anima a ser mejor», comenta a Diario Palentino el gallego Miguel Lago, que presenta este domingo en el Teatro Ortega su espectáculo Todo al negro.

«Son 90 minutos de risa constante y un humor atrevido, mordaz, sarcástico y directo. Sin duda, creo que es mi mejor show», añade el cómico, que mantiene su apuesta por el humor negro «aunque ya parece un estigma pese a que no es violento ni es soez:simplemente tiene un punto más atrevido que pellizca un poco más».

Detrás de su impoluta apariencia y su a todas luces prepotente carácter sobre el escenario, «hay un muchacho tranquilo, un padre, un amigo, alguien a quien le gusta la música y pasear». «No es que sea lo opuesto; en el escenario hay una versión exagerada de mí mismo», explica. 

Comenzó su periplo por el humor en El club de la comedia con apenas 18 años. «Participar en un programa de esa talla fue lo más en aquel momento. Especialmente, lo que hizo fue marcarme el camino y me permitió entender que eso era lo que quería hacer; y aquí estoy, 22 años después», recuerda. Licenciado en Filología Hispánica, llegó al programa de televisión a base de verlo y atreverse a llamar. Era su primera experiencia:«Con 18 años no me había dado tiempo a nada, debuté directamente ahí». 

Desde entonces, siempre ha considerado que el humor es «necesario». Más aún tras la pandemia. «Tristeza y comedia son vasos comunicantes; cuanto más hay de la primera, más necesaria es la risa. No entendería un mundo en el que no ríes, qué pesadilla, qué horror», subraya Lago, que piensa que «ahora el humor es más libre». «Hemos aprendido que todo se puede ir al traste en un minuto por algo que no controlamos. Estoy agradecido al público y disfruto cada show porque en cualquier momento el trabajo se puede acabar», expresa.

Su tema favorito es «la miseria y estupidez humana, las cosas ridículas que hacemos» porque el humorista «vive del día a día, de su posicionamiento en el mundo y lo que tiene alrededor». 

Respecto a la autocensura es claro. No lo hace. «Escribo bromas que me hacen gracia, ese es mi único límite. A veces las lanzo y tengo movidas, pero forma parte de la profesión», asevera. No tiene problemas con las críticas y se defiende bien cuando se trata de sus chistes. «Hay que tomárselo con naturalidad y pasar al siguiente», añade.

También tiene una amplia trayectoria en televisión, radio, literatura e incluso cine. «Los dos primeros son medios maravillosos pero el público está lejos. El lugar de un humorista es el directo, con la gente delante: es el formato que más risa va a producir porque te nutres de la energía que existe entre espectador y humorista», reconoce.

Su incursión en la ficción (Las chicas del cable para Netflix o Padre no hay más que uno en cine) le gustó mucho. «Poder ser otro durante un rato es un regalo», dice Lago, que ya prepara su nuevo espectáculo; su regreso a televisión tras la salida del programa Todo es mentira, de Risto Mejide; y actúa cada día en Twitch en su canal @comedyroomtv como «otra forma de comunicar y atraer jóvenes».

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