Palencia volvió a disfrutar con El Juli y Manzanares

Manuel Illana
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La corrida de Garcigrande no estuvo a la altura que de ella se esperaba dado su normal comportamiento de calidad. Morante sigue sin encontrar o buscar el triunfo en la plaza de toros de Campos Góticos

Palencia volvió a disfrutar con El Juli y Manzanares - Foto: Óscar Navarro

Que en Palencia la fiesta del toro sigue siendo querida, se demostró con clase y fuerza ayer por la tarde con la magnífica entrada que la plaza de Campos Góticos registró. Indudable triunfo del público de una ciudad que sigue queriendo que la feria vuelva a ser lo que desde hace muchos años siempre ha sido.


La expectación que el cartel había despertado se vio confirmada con el buen toreo que ofrecieron El Juli y Manzanares, que por méritos propios se habían ganado salir a hombros por la puerta grande. El Juli, habiendo cortado una oreja a cada uno de sus toros, y las dos Manzanares al último del festejo. Se lidió una corrida de Garcigrande que no estuvo como de este hierro siempre se espera, dado el bien hacer de su presencia y comportamiento. 


Sin nada de nada se fue, una vez más, Morante de la Puebla abucheado con fuerza por lo poco o nada que había realizado. Sus seguidores, que los tiene, y muchos, salieron también defraudados.


El de la Puebla quiso lucirse con el capote en su primero consiguiendo que el respetable empezase a molestarse. Dos entradas al caballo. Silencio en el principio de la faena llevando el toro a los medios para allí querer torear como él siente. Se fue al tercio, donde tampoco apareció el esperado Morante. Pitos para el toro y silencio reservado para el torero. Más de los mismo, pero en peores términos, en su segundo que recibió un buen puyazo. La cuadrilla pasó apuros en el tercio de banderillas. Con la muleta se dobló sobre los dos pitones pero nada de nada. Estocada casi entera que valió. Pitos para el toro y bronca para el torero.


El Juli pareció observar dudas en la visión del toro, que dudaba en la embestida. Mira al palco como pidiendo su devolución. Apuros para el picador, con casi derrumbe, y también en banderillas. Los defectos del de Garcigrande pronto desaparecieron cuando Julián, sin encomendarse a nadie, comenzó a torear bien con la derecha. Faena brindada a su tío recientemente fallecido. Series largas y poderosas. Olés sinceros y profundos. Los naturales impecables con temple, mando y mucha verdad. Paró la música en un final con manoletinas justas y cercanas. Merecida la oreja después de haber matado de entera y dos descabellos.


Con verónicas lentas e impecables comenzó El Juli la faena al segundo de su lote, lo mismo que el quite por chicuelinas bien rematadas rodilla en tierra después de un buen puyazo aplaudido. Faena torera de principio a fin brindada al público. En los medios, derechazos interminables, lo mismo que toreando al natural en series rematadas con algún que otro pase de pecho de cartel. Gran estocada, merecida la oreja, con fuerte petición de la segunda, y bronca al palco.


Cerraba cartel Manzanares, que a esta plaza volvía dispuesto a triunfar. Brilló en todo su quehacer. En su primero disfrutó e hizo disfrutar toreando sobre las dos manos ante un astado que nunca se entregó en una faena silenciada por culpa de la espada. Fue en su segundo, en el que no pudo brillar con el capote, donde se vio al Manzanares de verdad, con un impecable principio de faena de series largas y muy sinceras con ambas manos, pies clavados en la arena, con muleta por los suelos y muletazos hasta el más allá. Y todo en los medios. En banderillas saludaron Duarte y Blázquez. Dos orejas dando la vuelta al ruedo con tan solo una por voluntad propia.