Editorial

Intentos de saldar la deuda de Palencia con su río

Diario Palentino
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Bienvenido sea si se ciñe en todo momento a la protección y el cuidado que el río se merece. Y a ver si cunde en el ánimo de los vecinos para que sientan más cerca y más dentro el río

Hay ciudades tan estrechamente ligadas a sus ríos que basta con nombrarlas para pensar, casi de manera automática, en ellos, y viceversa. En la mayoría de las ocasiones esos cursos fluviales las atraviesan o las circundan, pero siempre son parte esencial de la trama urbanística, que estructuran, ya sea a base de un buen número de puentes más o menos artísticos, de espacios para el ocio, el baño o el deportes, de parques y paseos, de barcos de carga, transporte o turismo, de alamedas, reductos de fauna y flora, mercados permanentes o ambulantes, competiciones o fiestas.

Los vecinos de esas ciudades sienten el río como algo auyo, que hay que disfrutar y cuidar, cuyos recursos han de aprovechar y cuya contaminación y deterioro toca evitar a toda costa. En Palencia el río también es importante, pero quizá no se le da el valor que tiene. Hasta mediados del siglo pasado, las vecinas de la ciudad lavaban en el río, los batanes de las fábricas de mantas se servían de su fuerza y había un considerable número de huertas, que surtían el mercado de verduras y hortalizas de excelente calidad. La comunicación o la permeabilidad, como se prefiera, no era tan buena y cómoda como la actual, pero la ciudad en sí vivía de cara al Carrión. Ahora no. Ha perdido parte de aquellas utilidades, pero al mismo tiempo ha ganado en indiferencia.

 Y si bien es verdad que jalonan el río zonas verdes y espacios para el ocio y el deporte en sus riberas, desde parques a sendas para caminar o andar en bici, no es menos cierto que sigue sin producirse una implicación más real. Por eso, hay que aplaudir todos los intentos de lograr una buena integración y conseguir que los ciudadanos miren de nuevo al río y lo hagan, además, con respeto. No se trata de venerarlo como si fuera uno de los dioses de la naturaleza, sino de mantenerlo limpio, de no utilizarlo como testigo y contenedor de botellones y de evitar que la vegetación incontrolada de las orillas ocasione problemas.

El Ayuntamiento tiene entre sus proyectos el de la recuperación medioambiental y la integración social del río Carrión a su paso por  la ciudad, que en parte se corresponde con el antaño denominado plan de riberas. Son un conjunto de actuaciones tendentes a completar un gran pasillo verde. 

Construir un paseo peatonal y un carril-bici desde las inmediaciones de Eras de Santa Marina hasta la antigua Balastera; instalar una pasarela peatonal sobre el río, aprovechando los pilares y estribos del antiguo puente del Ferrocarril Secundario; conectar la nueva pasarela con el camino de San Román y colocar barandillas y mobiliario, sembrar los taludes y plantar nuevas especies arbóreas es lo proyectado y ayer obtuvo el visto bueno de la Junta de Gobierno Local, aunque no por unanimidad y con unos cuantos matices. Bienvenido sea si se ciñe en todo momento a la protección y el cuidado que el río se merece. Y a ver si cunde en el ánimo de los vecinos para que sientan más cerca y más dentro al Carrión.