Truficultura cerrateña para paladares exigentes

J. Benito Iglesias
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La II Feria de la Trufa reúne en baltanás a cientos de personas en torno a 12 expositores de Palencia, León, Burgos y Valladolid relacionados con la investigación, el cultivo y productos agroalimentarios

Feria de la Trufa en Baltanás - Foto: Sara Muniosguren

Con un sabor trufado, algo inherente a las múltiples aplicaciones gastronómicas de un producto exquisito y cotizado. Así se celebró la I Feria de la Trufa de Palencia en la localidad cerrateña de Baltanás, en una carpa ubicada en la plaza del Ayuntamiento que no dejó de recibir a cientos de personas durante las cuatro horas y media que estuvo abierta en sesión matinal. Tras la primera edición de hace tres años y el posterior parón por la pandemia, un total de 12 expositores de Palencia, León, Burgos y Valladolid relacionados con la investigación, el cultivo y productos agroalimentarios -con la trufa como ingrediente estrella- no pararon de recibir visitantes y vender sus elaboraciones.

María José de la Fuente, alcaldesa de Baltanás, mostró su satisfacción por la gran aceptación del certamen. «Ya en la primera edición la afluencia de público fue destacada y, desde primera hora, esto ha estado lleno. Aquí hay mucha innovación e interés sobre los cultivos y unos alimentos excepcionales. Los productos que están trufados o derivan de la trufa suscitan curiosidad, ya que no solo se destinan a la alta cocina si no también a la tradicional que se puede elaborar en casa. Además, hay mucha gente que se anima a tener una plantación. Las actividades complementarias organizadas y, este certamen en general, atraen a gente de muchos puntos de Castilla y León. Debemos trasladar que se puede plantar trufa, que es una alternativa rentable y que el Cerrato es el mejor lugar para cultivarla», concretó.

En la comarca cerrateña hay actualmente 220 hectáreas dedicadas a la truficultura, con un rendimiento de entre 50 y 200 kilos por hectárea. En la feria estuvo presente la Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid (UVa) ubicada en el campus palentino de La Yutera. Su titular, Juan Andrés Oria de Rueda, abrió la feria con una pequeña muestra explicativa audiovisual bajo el título Las trufas de Palencia, una realidad.

Feria de la Trufa en BaltanásFeria de la Trufa en Baltanás - Foto: Sara MuniosgurenComo actividades paralelas se instaló un Food Truck, donde David Ramos, de Morcillas de Villada, sirvió un menú trufado para principiantes, con un mollete de pastrami que ayuda a cómo sacar el máximo rendimiento culinario a una trufa. También hubo demostraciones de perros truferos, entre los que destacó Hachi, de la adiestradora aficionada palentina Esther Merino. «Tengo dos perros que saqué de la protectora de animales, uno de ellos era bastante problemático y me metí en el mundillo de la detección para localizar muchas cosas con el olfato, entre ellas la trufa negra. Entrenamos solo por afición», expone. En la feria hubo expositores con productos a los que la trufa confiere un sabor especial,  como es el caso de Carolina de la Canóniga, de Quesos y Cosas, de Robles de la Valcueva (León). «Viene mucha gente y valora mucho es un producto especial para la feria, el queso de trufa y miel», significó.

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Feria de la Trufa en Baltanás
Feria de la Trufa en Baltanás - Foto: Sara Muniosguren
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Feria de la Trufa en Baltanás - Foto: Sara Muniosguren

La trufa baltanasiega. Cada vez hay más explotaciones de encinas truferas por parte de emprendedores en Baltanás. No solo producen un recurso de gran valor gastronómico y comercial sino que, además, resultan de especial interés medioambiental al resistir la sequía, fijan carbono y luchar contra el cambio climático. También permiten la fijación de población al medio rural al necesitar de trabajos de mantenimiento, empresas especializadas para labores de poda y laboreo, conserveras, fábricas de quesos y alojamientos con diversas actividades turísticas relacionadas.