El obispo de la diócesis, Manuel Herrero, presidió ayer en la catedral la misa en honor a la patrona de la capital, a la que asistieron cientos de palentinos que salieron a la calle para cumplir con la tradición animados por el sol que presidió gran parte de la jornada festiva.

Durante su homillía, el prelado  animó a los palentinos a que en estos tiempos de fuertes «polarizaciones», sean «hombres y mujeres de encuentro», que tiendan la mano y que busquen lo común, «el bien de todos y cada uno».
Herrero apostó por «hacer de nuestra convivencia en la ciudad una expresión de un amor que nos acerca unos a otros». «Me alegra ver a los palentinos pasear por la calle Mayor, los novios cogidos de la mano y los jóvenes tomando una cerveza; que sea siempre así», añadió.

En este punto, defendió la calle como «lugar de encuentro, de celebración, de memoria y de crítica sana cuando expresamos nuestra sintonía con causas comunes y justas, defendiendo los derechos humanos y la dignidad de toda persona», apuntó.

Para lograrlo, el obispo de Palencia pidió a los palentinos «hacer de nuestra vida una ofrenda de amor a Dios, uniéndonos a Cristo, cuya ofrenda renovamos en la Eucaristía».

Asimismo, durante su intervención Manuel Herrero pidió a la Virgen, a la que definió como «nuestra madre, patrona y abogada», por los que sufren, los pobres, los parados, los enfermos y los ancianos. «Virgen de la Calle que vienes a nuestro encuentro y llevas en tus brazos a Jesús, que es la luz del mundo, ruega por nosostros», concluyó.