Incertidumbre en el campo ante el balance de la cosecha

César Ceinos
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La previsión para la recogida del girasol, que comenzará a mediados del mes que viene, tampoco es buena

Imagen de archivo de la cosecha de 2019. - Foto: Óscar Navarro

No está siendo un buen verano para el sector primario y el futuro, si todo sigue igual, está lleno de incertidumbres, según explican desde las organizaciones profesionales agrarias (opas). 

El balance de la cosecha de los cereales de invierno en la provincia es negativo. El presidente de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (Asaja) de Palencia, José Luis Marcos, culpa de ello especialmente al incremento del precio de los insumos, que en algunos casos «llegaron a duplicar o triplicar su coste».«3.000 kilos por hectárea no es un dato que esté mal del todo, pero al tener los costes muy caros en muchas de las explotaciones no llega para cubrir los gastos», añade.

En términos similares se expresaron los representantes de otras opas al asegurar que hay productores que van a terminar esta campaña en déficit. 

Además, el presidente provincial de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), David Tejerina, asegura que han sufrido «la tormenta perfecta» al unirse la sequía y las altas temperaturas al aumento del precio del gasóleo y los productos fitosanitarios, entre otros. «No es una cosecha nefasta como en 2017 pero los costes son desorbitados», comenta.

Por su parte, el secretario general provincial de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), Blas Donis, no tiene reparos en decir que es un «mal año». «Se confirmó lo que habíamos previsto en el mes de mayo. Pocos kilos de cereal y grano de mala calidad», manifiesta. Igualmente, el presidente de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL), Jesús Manuel González Palacín, declara que el resultado de este estío es malo porque «hemos producido poco para los costes que hemos tenido este año».

GIRASOL. La previsión para la recogida del girasol, que comenzará a mediados del mes de septiembre, tampoco es por la falta de precipitaciones y las altas temperaturas. «Hay bastante sembrado en la provincia desde abril y mayo, pero desde entonces no ha llovido. Somos muy pesimistas», asevera Marcos.

También desde UPA calculan que el rendimiento de esta planta será más bajo que otros años, especialmente la que está cultivada en zonas de secano. «La perspectiva por hectárea es baja», declara Donis, mientras que Tejerina, de COAG, explica que la torta del girasol, por la falta de agua, se «ha quedado pequeña».

REGADÍO. Por si fuera poco, cultivos como el maíz o la remolacha también pueden correr peligro si próximamente no llega la lluvia, bien a la tierra directamente o bien a los embalses. Esta situación se recrudece a orillas del Carrión, donde se produjeron cortes en la zona del Bajo Carrión el día 13 y se anunciaron otros nuevo a partir del 26. Además, Donis alerta de que la falta de maíz puede afectar directamente a la ganadería de la comarca de Saldaña, ya que el forraje y el pienso suele ser demandado por los productores de leche de la zona.

Ante todo ello, el sector primario asegura que se encuentra en un momento inseguro. «Los costes se han disparado, la incertidumbre es enorme y ahora mismo la mejor herramienta de un agricultor es un lápiz para planificar muy bien la campaña del año que viene», concluye González.