Carmen Casado Linarejos

Epifanías

Carmen Casado Linarejos


Ahora, los niños

02/10/2022

Primero fue la alimentación. Ese imprescindible ministro que es el excelentísimo señor Don Alberto Garzón -no estoy segura de qué ministerio es titular- nos aleccionó sobre lo que debemos comer y lo que debemos evitar si queremos cuidar el planeta. Recordemos sus lecciones de nutrición que el mismo señor presidente del gobierno desmintió al afirmar que no hay nada mejor que un chuletón al punto. Luego recibimos  el aviso de la señora vicepresidente del gobierno -Doña Yolanda Díaz- advirtiendo de lo malo que es comer fresas fuera de temporada. No recuerdo los motivos de esta admonición, pero lo importante es la irrefrenable tendencia que tienen los ministros comunistas de entrometerse en las vidas particulares de los ciudadanos. La Señora ministra de igualdad -otro ministerio que despilfarra dinero público de manera impúdica- quiere regular la sexualidad de los ciudadanos. La ley conocida como 'solo sí es sí' nos indica las normas a seguir para que la vida sexual sea acorde con la ideología de la Señora ministra para quien toda actividad humana debe estar regida por la ideología. Pero es que ahora son los niños el objetivo de su disparatado discurso al afirmar que cualquier niño pueda tener relaciones sexuales  consentidas con cualquier adulto, sin necesidad del conocimiento paterno. El aluvión de críticas recibidas ha sido unánime, sin que se haya producido ningún tipo de rectificación de parte del ministerio, confirmando, así, que su ley asegura aquel despropósito referido a una nefasta relación sexual entre niños y adultos, que tiene un nombre muy feo. En relación con este deseo de excluir a los padres de importantísimas decisiones de sus hijos, está ya presente en la Lomloe, cuya autora -la Señora Celaa- afirmó públicamente que los hijos no pertenecen a los padres. En esa  línea está la supresión del permiso parental para que las menores aborten. Se trata de un indisimulado ataque a la institución familiar que será sustituida por una omnipresente ideologización de nuestra sociedad para actuar al unísono en una determinada dirección. Parece que la libertad individual y el derecho a vivir nuestras vidas como nos plazca no entra en sus programas.