Tres toreros sobre el redondel

Julio Cayón
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Corrida para aficionados. Se vivió la fiesta.  Se disfrutó. Y se paladeó de principio a fin. Con altibajos, cierto, pero nadie se fue de la plaza defraudado. Tres toreros, en fin, dispuestos a elevar un espectáculo que, cosas de los tiempos y las épocas, no atraviesa por sus mejores momentos. Javier Castaño, Iván Fandiño y David Mora -este último, pletórico y con los cánones del toreo fundidos en sus muñecas-, se desnudaron en Palencia. A la brava. Con valentía. Y con generosidad. Ofreciendo lo mejor de sí. Sólo salió a hombros Mora -qué gran futuro se le está abriendo a este torero de esencias, acero y oro por sus cualidades y entrega-, pero  Castaño, que cortó una oreja, y Fandiño, al que le pintaron bastos muy a pesar suyo, consiguieron que los tendidos, muy exigentes ayer, vibraran. Los toros de Sancho Dávila, pitados por sus kilos que no por su presencia y trapío -paradojas de la fiesta-, cumplieron. Y el remiendo -qué termino más deplorable, innoble e injusto- de Antonio Bañuelos, fue el toro de la tarde. De nuevo se abrió la puerta grande de Campos Góticos -Mora la traspasó en volandas tras despenar al sexto-, y son dos fechas consecutivas que ello ocurre. Resulta obligado expresar el deseo. Que, como mínimo, la feria transcurra así hasta el final, el lunes, día 3, porque significará que la supervivencia de la Palencia taurina está asegurada. Corrida de toros y tres toreros sobre el redondel. Genial, oiga.