Las chaquetas se abren paso en una tarde fría en los tendidos

Óscar Herrero
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Algunos aficionados de sombra envidiaron a los de sol en un festejo en el que el viento hizo daño tanto en el albero como en las gradas, muy protestonas con el ganado, al que sólo aplaudieron cuando llegó el toro de 'remiendo' de 'Bañuelos'

 

El viento fue el protagonista de la corrida de ayer. En el albero, como ya queda constancia en la crónica artística, y en los tendidos, donde algunos pensaban que los aficionados de sol, otras veces perjudicados por el clima y los fogonazos del astro rey, eran los aficionados más afortunados: con unas gafas de sol tenían asegurado seguir cómodamente el festejo.
 
No es de extrañar que los que llenaron más o menos hasta la mitad del aforo el Coso de Campos Góticos echaran mano de chaquetas, jerséis, mantillas y hasta cazadoras y algún que otro poncho usado como cortavientos para protegerse de  los envites del Eolo. Eso, o rejuntarse con el/la de al lado. 
 
Pero no sólo este viento fue el protagonistas. También su sonido en forma de pitos. Al público no le gustaba que en la tablilla del peso aparecieran guarismos menores a los de la novillada y así lo hizo saber cada vez que el encargado de esta labor paseaba hasta el centro del coso la información del morlaco a lidiar. Hasta que, en el sexto, los Sancho Dávila daban paso a un Antonio Bañuelos con 548 kilos. Entonces lo que mostraron fue su satisfacción con una ovación.
 
No fue el peso el único argumento esgrimido por el respetable para hacer uso de su medio de protesta: pitos también para cuando sólo se pusieron dos pares de banderillas, cuando apenas se picaba a los toros, o cuando se pidió la devolución del quinto nada más picarlo bajo la Presidencia. Allí mismo, en barrera, estaban Antonio María Mateo y José Rabadán, del equipo médico de la Plaza de Toros de Valladolid junto a Víctor Soria y Santos García Catalán, miembros del equipo de Grana y Oro en Salamanca y Valladolid.
 
Lo cierto es que los tendidos y el callejón se animaron con algunas presencias destacadas, y eso que no fue ayer el mejor día para estar en los burladeros, por la arena y el polvo que levantaba el viento. Pese a esto, siguieron el festejo a pie de albero, el subdelegado del Gobierno, Luis Miguel Cárcel, y varios diputados provinciales como Adolfo Palacios, Montserrat Infante, Jesús Tapias o José Antonio Arija. Todos ellos acompañados por representantes municipales: Luis Antonio Puebla (La Serna), Gregorio Borge (Moratinos), Arturo Calvo (Pedrosa de la Vega) Tarsicio Herrero (Villameriel), Manuel Pérez (Castil de Vega), Pablo Calvo (Cevico Navero), Santiago Benito (Castrillo de Don Juan), Carlos Aguado (Belmonte de Campos), Fernando Martín (Fuentes de Valdepero), Juan Carlos Diez (Torremormojón), o Jesús Gutiérrez (Fuentes de Nava), entre otros.
 
En la barrera del Ayuntamiento de la ciudad, Alfonso Polanco junto a la pregonera popular, Ester Rodríguez.  No faltó a su cita con Palencia la diputada nacional por el PP, Celinda Sánchez, acompañada por la ex concejala, Esperanza García. El marido de ésta última, José María Martínez Egea, jefe de servicio de Medio Ambiente de la Junta, seguía el festejo desde lo alto del 1 con el concejal del Ayuntamiento de Palencia de este área Santiago Vázquez. 
 
Igualmente seguía el inicio de las corridas la senadora Ángeles Armisén en el tendido, y los diputados provinciales Miguel Sánchez y Carlos Morchón, amén del presidente de la Cámara de Comercio, Vicente Villagrá,  y el responsable del Hotel Rey Sancho, Pedro Pastor.
 
Del mundo taurino, el distro palentino Carlos Doyague (callejón) y el ganadero palentino Fernando Álvarez (Valdellán), así como el recién estrenado matador Damián Castaño, hermano de Javier, que no perdió detalle del festejo desde el tendido 1, pese a que el frío de la tarde fue creciendo y algunos aficionados optaron por no ver abrirse la puerta grande.
 
Un consejo para hoy: ropa de abrigo y, si los toreros Ponce, Jiménez y Perera se lo merecen, aplaudir fuerte. Eso siempre ayuda.