Misericordia, recuerdos y silencio

Laura Burón
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Las procesiones que desfilan en la jornada de hoy hacen referencia al perdón y a los últimos acontecimientos vividos por Jesús. Ya de madrugada se escenificará su camino a la crucifixión

Llega el Jueves Santo y con él el momento de perdonar, rezar y reflexionar sobre nuestra vida y la relación con los demás en una jornada en la que las procesiones recuerdan los instantes más duros de los últimos momentos de vida de Jesús. Si de madrugada ha sido la Virgen la protagonista en la procesión de La Quinta Angustia hoy todos los ojos se volverán para mirar a Cristo en su camino hacia la crucifixión.

A las 11,30 horas partirá uno de los desfiles procesionales con más simbolismo de la capital, la del Indulto. De la iglesia de Nuestra Señora de la Calle saldrán dos pasos, Nuestra Señora del Perdón (Óscar Salmerón, 2018) y el Santísimo Cristo de la Misericordia (Juan de Balmaseda, siglo XVI), ambos propiedad de la Hermandad del Cristo de la Misericordia que se encarga de organizar este desfile. Se dirigirán hacia la plaza de San Pablo, donde se encontrarán con otras tres imágenes: Nuestro Padre Jesús de Medinaceli (anónimo, siglo XVII), Nuestro Padre Crucificado (Alejo de Vahía, siglo XIV) y el Santísimo Cristo del Otero de San Pablo (Escuela palentina, siglo XVII). Todos se dirigirán a la plaza Mayor donde se escenificará el Indulto, con los grilletes que apresaron a Jesucristo como testigos. En esta ocasión, no desfilará ningún preso indultado como ya viene sucediendo en los últimos años y se pedirá por el perdón y la misericordia.

Oración en el huerto. La siguiente procesión en salir a las calles de la capital, a partir de las 20 horas, será la de la Oración del Huerto, organizada por la cofradía de la Vera Cruz y en la que únicamente desfilan pasos de su propiedad. Serán en concreto once las imágenes y grupos escultóricos que recorrerán el centro de la ciudad entre los que destacan Nuestra Señora de la Vera Cruz (Melchor Gutiérrez, 1997) por la riqueza y belleza de la imagen y de su trono que necesita de unos 120 cofrades para ser portado, y la Santa Vera Cruz -Lignum Crucis (Gregorio de la Portilla y Tomas de la Sierra, 1729) que avanzara gracias a unos 65 cargadores que además de un gran esfuerzo tendrán sobre sus hombros la responsabilidad de llevar un trozo de la verdadera cruz de Cristo en un hermoso relicario. Durante un tiempo aproximado de tres horas recorrerán el centro de la ciudad, y tendrán que salvar, con mucho cuidado, algunos elementos urbanos que encontrarán en su camino.

Ya en los primeros compases del Viernes Santo se celebrará la procesión de Silencio y Tinieblas, en la que se escenifican las tres caídas que sufrió Jesucristo durante el Calvario. En absoluto silencio y prácticamente a oscuras, los cofrades de  Nuestro Padre Jesús Nazareno cargarán con la talla de su titular, obra de Tomás de la Sierra, del año 1717. Ante el Palacio Episcopal,  en la plaza de San Antolín y en la de la Inmaculada harán las genuflexiones que representan las caídas.