Cualquier progreso en alguno de los tramos sin ejecutar de la A-73 constituye un triunfo, pero la lentitud a la que avanza la tramitación llega a ser desesperante. Con un trayecto inaugurado (el Burgos-Quintanaortuño) y uno solo en obras (Pedrosa de Valdelucio-Báscones de Valdivia) hay otros cuatro itinerarios cuyos proyectos distan mucho de convertirse en realidad. El Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana se compromete a aprobar el proyecto entre Quintanaortuño y Montorio antes de que termine el presente año, según señaló Esther Peña, diputada provincial. Pero claro, aún quedarían por licitar las obras, adjudicarlas y terminarlas, un mundo.
Y además, entre Burgos y Aguilar de Campoo hay otros tres tramos que acumulan aún más retraso. El que separa Montorio de Santa Cruz del Tozo ha de actualizarse después de caducar, lo mismo que el Santa Cruz-Pedrosa de Valdelucio y el más cercano a Aguilar de Campoo. Esta última adaptación ya ha sido encargada a la ingeniería pública Ineco. El Ministerio tiene previsto inaugurar el tramo de Pedrosa a Báscones en el mes de octubre, un mes más tarde de lo que había anunciado hace unas semanas.
Cabe hacer referencia a que esta será la vía de entrada, una vez quede el trazado inaugurado, entre la actual carretera nacional y la nueva autovía.
Recordar que el Ministerio de Transportes ha retomado, dos años y medio después de que Cyopsa renunciara a ejecutar en solitario el último tramo de la A-73, la necesaria actualización del proyecto constructivo para poder licitar de nuevos las obras. Aunque apenas son 6 kilómetros, el tramo entre Báscones de Valdivia y Aguilar de Campoo está proyectado con un intercambiador con la A-67 (Autovía Cantabria-Meseta), cuatro viaductos sobre el río Camesa y un pequeño túnel de 275 metros.
El Ministerio ultima el encargo a la ingeniería pública Ineco, que tendrá que adaptar el proyecto redactado en el 2005 a la realidad constructiva actual. Desde entonces son muchos los aspectos en materia de construcción y estructuras que han cambiado, lo que obliga a Transportes, Movilidad y Agenda Urbana a renovar el proyecto para poder reemprender su ejecución cuando se disponga de partida presupuestaria.