Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


Los usuarios energúmenos de la sanidad

04/01/2023

Si una sociedad se mide por su grado de educación, está claro que tenemos aún mucho que aprender en varias facetas de la convivencia y que, de algún modo, son carencias que también reflejan preocupantes síntomas de inmadurez colectiva. Uno de esos síntomas lo aporta, paradójicamente, el volumen de datos relativos a las agresiones físicas y verbales a los profesionales de la sanidad pública.

Por cercanía, me fijo en los últimos registros oficiales del Observatorio de la Comunidad de Castilla y León en su sección de Agresiones al Personal de Centros Sanitarios, que arroja 614 casos ya en los primeros nueve meses de 2022 (444 fueron durante todo el año anterior). Las cuentas, como ven, indican un claro incremento en este tipo de intimidaciones de distinta índole hacia quienes, precisamente, velan por nuestro estado de salud.

Tengo que confesar que estas cuestiones me causan un auténtico estupor, porque representan una muestra inequívoca de un comportamiento despreciable en cualquier sociedad moderna. Más bien, diría que los usuarios de la sanidad o sus acompañantes que así actúan han debido quedarse anclados en siglos pretéritos en los que las cosas solían solucionarse a golpe de sable o desenfundando un Colt 45. 

Cuando visualizas la abnegada dedicación que, por lo general, caracteriza a este sector clave del Estado de bienestar, resulta incomprensible que la respuesta de determinadas personas (¿?) sea el insulto, la amenaza o la agresión.

Sé que es una entelequia, pero quizá una buena receta aplicable a estos sujetos fuera hacerles sentir esa crueldad en el mismo momento en el que vuelvan a demandar atención médica, circunstancia que seguro se dará de nuevo.

Qué pena supone, en todo caso, esta alarmante inconsciencia que nos penaliza a todos como miembros de una sociedad digna y educada.

Qué rabia incontenida ante esa actitud ignominiosa cuando, además, somos unos verdaderos privilegiados por la asistencia sanitaria que tenemos y la alta profesionalidad de sus integrantes.

Qué cura de humildad necesitan algunos energúmenos, cuya mayor 'valentía' es la colérica exhibición de lo peor que puede identificar al ser humano.

En fin, qué quieren que les diga, que entristece, y mucho, comprobar tan bajeza catadura moral.