Un voluntariado que estudia las aves y los humedales

Gabriela Páez
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La iniciativa que se desarrolla en las lagunas de la Nava, Boada y Pedraza contribuye a proteger estos entornos y colabora en el trabajo de anillamiento científico de aves en la zona para conocer sus estrategias migratorias

Un voluntariado que estudia las aves y los humedales - Foto: Óscar Navarro

El mes de agosto es la época del año en la que más aves se pueden observar en la Península Ibérica. Teniendo esto en cuenta, la Fundación Global Nature lleva a cabo, por sexto año consecutivo, un voluntariado ambiental en las lagunas de la Nava, Boada y Pedraza. 


La actividad comenzó el 2 de agosto y finaliza el próximo 27 y es una iniciativa organizada y financiada por la Fundación Caja de Burgos y la Obra Social la Caixa a través de su programa de voluntariado ambiental que ofrece a los participantes la oportunidad de conocer el valor de los humedales, uno de los ecosistemas más amenazados en Europa, y las lagunas de la comarca.


Cada semana asisten seis voluntarios que contribuyen a proteger este entorno realizando labores de mejora y limpieza. Además, colaboran en los trabajos de anillamiento científico de aves que se realizan en la zona para incrementar los conocimientos sobre sus estrategias migratorias.

Un voluntariado que estudia las aves y los humedalesUn voluntariado que estudia las aves y los humedales - Foto: Óscar Navarro


El anillamiento científico consiste en la individualización de las aves con un anillo metálico que tiene un código alfanumérico, de modo que el animal queda identificado. Una vez que se coloca la pieza, se comienza el proceso de registro donde lo primordial es identificar la especie. Luego, se procede a determinar sus características para introducirlas en la base de datos nacional e internacional, lo que permite estar en contacto con otros anilladores y, así, determinar la ruta migratoria de cada especie.


Alba Caballero es una voluntaria que está estudiando el grado de Biología: «Es la primera vez que hago voluntariado en Laguna de Nava pero ya he tenido experiencia en otros sitios». Cualquier persona que tenga interés en el anillamiento puede ser anillador, pero la gran parte son biólogos o ambientólogos. Paco Castro, otro de los voluntarios, comenta que para convertirse en un anillador primero «debes instruirte alrededor de tres años en el campo y luego te presentas a un examen». Otro de los voluntarios es Juan Parralejo, que está estudiando Ciencias Ambientales: «La experiencia de hacer anillamiento científico es lo que más me gusta», comenta el joven.


Además de aprender a colocar las redes para la captura y sacar a los pájaros de las mismas, los voluntarios prestan especial atención al carricerín cejudo, la especie más amenazada de toda Europa Continental. Solo existen 11.000 machos, por lo que es una población muy pequeña comparada con otras especies. Es un ave que hace un viaje migratorio de 6.000 kilómetros, dos veces al año, con todos los riesgos que conlleva para su supervivencia. El carricerín cejudo se reproduce en la zona de frontera entre Polonia, Lituania, Ucrania y Bielorrusia, y usa la Península Ibérica como zona de paso. Esta ave inverna en África y en abril regresa a la zona fronteriza entre estos cuatro países. 

Un voluntariado que estudia las aves y los humedalesUn voluntariado que estudia las aves y los humedales - Foto: Óscar Navarro


Los trabajos de investigación y seguimiento de esta especie se enmarcan dentro del proyecto LIFE Paludicola, financiado por el programa de LIFE, el instrumento de la Unión Europea que subvenciona la observación de especies o hábitats. De esta manera dicho proyecto, que comenzó en el 2017, se completa con el voluntariado ambiental ya que durante las cuatro semanas, sus integrantes colaboran con el programa. 


David Miguélez es uno de los trabajadores de la Fundación Global Nature que lleva estudiando al carricerín cejudo desde hace cuatro años con LIFE Paludicola. «Llegamos a las seis de la mañana a la laguna, que es cuando está más oscuro, y nos vamos a las 12 del mediodía» comenta el biólogo. «En una jornada podemos coger alrededor de ochenta aves donde la mayoría son migratorias», agrega. Además, Miguélez explica la importancia que tienen los humedales para estos animales «Los humedales son zonas donde los pájaros pueden descansar y alimentarse para poder conseguir sus rutas migratorias que como para el carricerín son de 6.000 kilómetros». 


«Sin estos lugares muchas de las aves llegarían en mal estado físico al desierto de Sahara y morirían en el intento, por eso es muy importante que los humedales estén en buenas condiciones», añade el biólogo.


ACTIVIDAD. Una parte de las labores que tiene el proyecto la sensibilización medioambiental a escolares, universitarios o incluso a nivel asociativo sobre la importancia de estos entornos y de la población de aves. A veces van a los colegios a dar charlas, exposiciones itinerantes o bien hacen talleres de campo en donde realizan la misma actividad que hacen día a día, pero en lugar de orientarlas a la investigación y al proyecto de seguimiento de las poblaciones, colocan unas pocas redes para mostrar los pájaros en mano. De esta manera se logra sensibilizar a las personas sobre las especies que viven en su pueblo. LIFE Paludicola no solo hace seguimiento a la población de aves o campañas de sensibilización, sino que también tiene como elemento importante las acciones de conservación de los humedales con el objetivo de la mejora del hábitat para el carricerín cejudo y para todos sus habitantes.

 

Además de todo esto, los integrantes de esta investigación han hecho una petición formal con artículos científicos para incluir al carricerín cejudo en el catálogo nacional de especies amenazadas, ya que en España el listado no incluye especies que son exclusivamente migratorias, sino solo especies que se reproducen en el territorio español.


SOCIOS. Este proyecto cuenta con  la Fundación Global Nature y la Junta de Castilla y Léon como socios. Además, está cofinanciado por la Generalitat Valenciana, el Ayuntamiento de Torreblanca y Infertosa con el apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica y con colaboración de Castilla- La Mancha. Asimismo, el programa invita a los ayuntamientos para que formen parte de esta investigación. Las zonas de trabajo de LIFE  Paludicola, además de las lagunas de la Nava, Boada y Pedraza, incluyen la laguna de Manjavacas y de Chica de Villafranca de los Caballeros en Castilla-La Mancha. Y en la región de Valencia indagan en la ZEPA Prat de Cabanes en Torreblanca, en la de Marjal dels Moros, en la de L´Abufera y en la de Marjal de Pego en Oliva.

 
WETLANDS 4 CLIMATE.
Desde hace un año, el equipo de LIFE Paludicola está trabajando en Life Wetland 4 Climate, un proyecto que busca hacer seguimiento de las buenas acciones para la conservación de humedales e incluir la mitigación del cambio climático. Además, desean enfocarse en los extrabioindicadores de estos lugares y los datos de macrófitos. Eugenio de las Ceras, integrante de ambos proyectos, explica la importancia de la conservación de estos lugares. «Un humedal mal conservado genera consecuencias para el cambio climático porque emite gran cantidad de carbono» y afirma que «uno bien conservado expulsa menos niveles de este no metal, por lo que genera un balance positivo para el cambio climático».