La Princesa de Palencia

Alberto Moreno
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El Zunder fue recibido en el salón de plenos del Ayuntamiento y posteriormente dedicó el título copero a su afición desde el balcón

Zunder Palencia recibió los honores como campeón junto a su afición en uno de los lugares emblemáticos, desde el balcón del Ayuntamiento de la capital, celebrando juntos el éxito del triunfo copero. La Copa Princesa es de Palencia. 

Parecía un tanto precipitado este acto de reconocimiento y homenaje, dado que habían pasado escasas horas desde el triunfo ante el Andorra, pero al final, en la Plaza Mayor, había un buen número de aficionados palentinos vestidos de morado.  Algunos, muy posiblemente, sin haberse acostado todavía.La noche fue muy larga. Todavía quedaba voz suficiente para cantar aquello de ¡Vamos mi Palencia, vamos campeón! 

Quizás hubiese habido más multitud en otro momento, pero en cierta manera es como el cuento de Cenicienta (que también fue princesa): el hechizo se acaba a las doce de la noche. Es la hora que fijó el técnico, Pedro Rivero, a su plantilla tras la cena de celebración de ayer. A partir de ese momento, a pensar en lo cotidiano, en la liga, que también es un cuento precioso.

La Princesa de PalenciaLa Princesa de PalenciaLa Corporación municipal, con todos los grupos políticos representados, esperaba en el salón de plenos al plantel. Llegaba el turno de las intervenciones.Mario Simón, el alcalde, agradeció a la plantilla «los momentos vividos y por hacernos felices. El pabellón se reventó de ilusión. Sois el orgullo y la marca Palencia, representáis la lucha y el sacrificio de los palentinos. Sois los héroes de Palencia», manifestó, indicando que seguirá contando el Zunder con el apoyo institucional, como también de la Diputación, como recalcó su presidenta, Ángeles Armisén. «En este día tan especial, quiero tener un recuerdo para los ausentes, en especial a Fernando Martínez Zulaica, que desde ahí arriba seguro que nos ayudó.  Todos somos equipos, el club, las instituciones, la afición. Felicito a la directiva, que ha creado una maquinaria perfecta y a la plantilla y técnico. Llenar el pabellón es algo habitual y da gusto ver a familias en las gradas. Habéis conseguido que ir a veros los viernes sea un planazo».

Gonzalo Ibáñez recalcaba un momento especial que se produjo antes del partido: el himno de Palencia. «Fue emotivo. Si llegan a bajar la música y hay que cantar a capela no sé si muchos se hubiesen sabido la letra. Yo sí, que de niño, en el colegio, nos la hacían cantar», reseñaba orgulloso del logro.

Pedro Rivero, técnico morado, que en este día tan especial estuvo acompañado por su familia, esposa e hijos, no quiso colgarse medallas por una decisión que cambió el rumbo del partido, el marcaje de Chumi Ortega a Speight. «No nos estaba yendo mal con Dee, pero había que tomar una decisión porque Micah estaba muy cómodo. Salió bien, como pudo salir mal. Más decisivo, creo, fue como nos mantuvo en el partido la afición en los peores momentos. En esta ,misma situación en Andorra, difícilmente hubésemos podido ganar», recalcó.

Rivero coincide que el luto por las derrotas acaba después de la ducha tras el partido y que la fiesta, en este caso, concluyen «tras la cena de celebración. Llega el lunes y hay que dejarlo todo atrás, olvidarse de la Copa, aunque haya sido bonito. Nos espera Alicante y si caemos en la relajación, nos equivocaremos. Nos queda mucho trabajo por delante y hay que seguir así», recalcó.

Urko Otegui, director deportivo, lograba su tercera Copa Princesa, las dos anteriores como jugador. En una entrevista a La 8 Palencia, que hoy, en La Jornada, emitirá un especial de esta final copera, señalaba que esta final fue la más complicada de las tres y reconocía que «no era fácil completar una plantilla prácticamente nueva, pero conPedro pudimos lograrlo. Desde el primer día nos dimos cuenta que estos jugadores eran especiales, da gusto este vestuario».