Va por ti, querida Enriqueta Palacios. La tan traída y llevada Primavera, que es la amiga íntima de la poesía , se ha encargado de ponerte de relieve ante mí, y mis buenos momentos. Sabes que durante tu última etapa en Palencia capital, te visité, con frecuencia, pero como ahora resides en otro lugar ya me resulta más difícil trasladarme, por eso voy a dedicarte un rato de escrito a leído. Ya sé que estás muy bien y muy guapa. Tú no pierdas nunca la coquetería porque el espejo es el mejor estimulante. Sigue con tus costumbres características de peluquería, cremitas y sobre todo no dejes de escribir, porque lo que plasmes en papeles, tanto si trasciende como si lo guardas, habrá supuesto para ti momentos de dar rienda suelta a la monotonía, y como siempre es el estado de ánimo lo que allí se refleja, una vez releído y sopesado, estarás a tiempo de cambiarte, al descubrir que lo que allí muestras puedes superarlo, optimizarlo y poner ramalazos de alegría donde sólo se trasluce pesimismo. También puede ocurrir lo contrario, y sorprenderte, al atrapar algún papel, por algún cajón, y ver que al rellenarlo eras un chorro de alegría, mientras en ese momento lloras. ¡Que sí, que sí, que de todo encontrarás entre tus papeles!. Y lo digo por experiencia, porque me ocurre a mí .Y es que el alma del poeta, sobre todo de una gran poeta como tú, tan pronto duerme como los ángeles, como entra en lucha encarnizada. Nunca olvidaré los maravillosos ratos transcurridos en el llamado saloncillo de tu casa. ¡Que no sé por qué lo denominamos así, porque era un salonazo relleno de cómodos sillones! Y con mesitas donde no faltaban cuencos con bombones, caramelos, botellas, vasos... todo ello organizado por ti, magnífica anfitriona. Allí, un grupo de escritores palentinos dimos rienda suelta a la imaginación compartida, comentada , expuesta, divertida. Llevamos a cabo celebraciones en hoteles , excursiones, homenajes: Gonzalo Ortega.... recitales poético, libros, participando todo el grupo, e ilustrados por pintores como Fernando Escobar, Ángel Cuesta... ¡Todo ello inolvidable, y de todo ello, el alma...!. Tú, querida Ketti. ! Te prometo, que cuando pase la etapa pandemio-volcanica-guerra... iré a verte. Recibe un besazo... mío.