Froilán de Lózar

La madeja

Froilán de Lózar


El monasterio de Oseira

10/03/2023

Dice una frase que ya se ha hecho popular: «Hay lugares donde uno se queda, y lugares que quedan en uno». No he dejado de viajar, siempre que he sacado dos días para hacerlo y puedo decir que en todas partes he encontrado historias sorprendentes, comidas diferentes, lugares que te quedan grabados en tu memoria para siempre. Como Lao Tse, cuando viajo, no tengo planes fijos ni la intención de llegar. Mientras llego observo, tiro fotos sin parar, hago apetito para poder sumergirme en la gastronomía de los lugares que visito. En este nuevo viaje por tierras gallegas he llegado en compañía de Pepiño y Juantxu hasta la parroquia de Oseira, en el municipio orensano de San Cristóbal de Cea. Cuarenta y cinco mil metros cuadrados, que dieron pie a que fuera nombrado como el 'Escorial gallego' y cuya historia comienza en 1137 con la llegada de un pequeño grupo de monjes que deseaban acogerse a la Regla de San Benito. Entre sombras y luces ha llegado hasta nuestros días, superando el vandalismo y abandono que sucedió a la Desamortización de Mendizabal en 1835, hasta que un grupo de monjes vuelve a Oseira en el siglo XX y centran su esfuerzo en la restauración del edificio. Si sorprende la magnitud de su fachada y te imaginas una cierta devastación interior por ese musgo que se abre paso por muchas de las juntas, te quedas sin palabras al entrar en el templo. En el museo de piedra sorprenden las enormes y pesadas piezas de cañería que se utilizaron para la conducción del agua y en la visita a su antigua botica se nos muestran matraces y morteros junto a treinta y siete botes de principios del siglo XIX que contienen restos de sustancias medicinales. Pero lo que nos deja sin aliento es su iglesia, a nosotros, aprendices de Mongui que somos. Anoto los detalles que nos va exponiendo la guía. Se comienza a construir en 1185. Planta de cruz latina con tres naves de siete tramos. Una capilla mayor semicircular y una girola con siete arcos y cinco capillas a su alrededor. Y ya lo que nos deja mudos es el sotocoro cubierto con cuatro tramos de bóveda realizada en granito cuyos nervios apoyan en los soportes originales de la nave del templo del siglo XIII. Toma nota de este lugar y ven a verlo. Te quedarás impresionado.

ARCHIVADO EN: Siglo XX, Gastronomía