Valdecañas SL

Fernando Pastor
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/ Cerrato insólito

Valdecañas SL

Pablo Martínez Cepeda nació en Valdecañas de Cerrato, en el seno de una familia humilde. Su padre era herrero y en su casa la escasez era habitual. Por si fuera poco, problemas cardiacos le obligaron a estar mucho tiempo ingresado en el hospital sin poder acudir a la escuela.

Al cumplir los 18 años consideró el trasladarse a Madrid como algo necesario para esquivar un futuro de pobreza. Su padre había fallecido y sus hermanas mayores tampoco estaban ya en el pueblo, por lo que sobre él recaía la responsabilidad de mantener a su madre y a su hermana pequeña.

El trío se instaló en una zona de chabolas del extrarradio de Madrid. No había para más. Pero en su cabeza estaba la idea de prosperar.

Valdecañas SLValdecañas SLSu primer trabajo fue de camarero, y aunque después tuvo otras ocupaciones la hostelería sería su vida, junto con su otra gran pasión: a pesar de no saber nadar soñaba con ser marino. Cuando pudo adquirió una casa en el centro, en la calle Arturo Soria, junto a la sede de la Armada, donde conoció a una persona que le enroló como camarero de barcos en la empresa Transmediterránea para pasar luego a marino mercante en petroleros.

Era muy perfeccionista en su trabajo y estaba seguro de que cuando debía limpiar los barcos no le encontrarían ningún defecto. Pero el capitán del barco inspeccionaba a fondo tratando de encontrarle alguna falta, diciéndole que como la encontrara no saldría del barco, hasta que en una ocasión encontró que el borde superior de una puerta no estaba limpio. Ello le sirvió a Pablo para decir siempre a modo de chascarrillo: «¿Está todo bien?, mira a ver encima de la puerta».

Trabajando de camarero en una cafetería entabló amistad con dos clientes (uno de ellos José Manuel Delgado, director del grupo Anaya y miembro del Instituto Cervantes), a los que confesó su deseo de establecerse por su cuenta. Ellos se ofrecieron a poner el dinero y él buscaría un local y pondría el trabajo. Así, en 1981 crearon la empresa Valdecañas SL y abrieron la cafetería Navarinos (nombre de un barco y de una isla griega) ambientada con motivos marineros. La empresa creció exponencialmente, contando con una red de cafeterías, kioskos, pastelerías… y contratando a decenas de trabajadores. En la Pastelería Lombardía, ubicada en Torrejón de Ardoz, tuvo como socio a su paisano de Valdecañas Domingo Marcos, maestro pastelero, ganando en 2009 un premio con el roscón torrejonero, postre típico de la localidad a base de hojaldre, crema, merengue y mermelada de frambuesa.  

Valdecañas SLValdecañas SLSus cafeterías, elegantes y de postín, eran frecuentadas por personajes como Florentino Pérez, Lorenzo Sanz o Jesús Gil (que le invitó a pasar la Semana Santa de 1996 en Marbella con todos los gastos pagados). 

También por Lorenzo Puyals, que por aquel entonces trabaja para Johnson&Johnson, pero que ya tenía en mente crear Telepizza y le propuso a Pablo ser partícipe de este proyecto. De haber aceptado se habría hecho multimillonario, pero entre que no acababa de verlo claro y que no quería abandonar a los socios que apostaron por él aportando el dinero para su empresa, no aceptó.

Nunca perdió la perspectiva del pueblo. Circulando por Madrid si se saltaba algún semáforo y le paraba la Policía municipal decía «uy, perdone, es que vengo del pueblo y esto es muy grande, no lo conozco…». Generalmente le servía para evitar la multa.

Pablo tardó décadas en volver a su pueblo, pues pensaba que el día que volviese tenía que ser a lo grande, con la satisfacción de haber triunfado en la vida. Cuando consideró que se daba ya esa circunstancia emprendió viaje con su mujer y su hijo Ángel, pero faltando tan solo 5 kilómetros para llegar a Valdecañas un ataque de pánico le hizo darla vuelta. No se encontraba preparado mentalmente para volver a ver su pueblo y a sus vecinos. 

Cuando ya se atrevió a ir, encargó la construcción de una gran casa con una terraza en forma de barco, y la inauguró con una fiesta para todos los vecinos en la que se rompió una botella de champán al estilo de las botaduras de los barcos.

Desde entonces acudía a Valdecañas siempre que dispuso de tiempo libre. Y quiso ser generoso con el pueblo: regaló un reloj para la torre de la iglesia; colaboró en las fiestas; cada 12 de septiembre (día de la romería de la Virgen del Campo) llevaba decenas de kilos de caramelos para repartirlos, muchos de los cuales serigrafiados con la frase Valdecañas, la costa del Cerrato y un pequeño mapa del Cerrato; a principios de diciembre llevaba lotería de Navidad (en principio para compartir, pero acabó regalándola, tradición que continúa su hijo).

Por todo ello, desde 1995 tiene una calle dedicada en su pueblo.

Pablo Martínez falleció el 4 de abril de 2018 (hoy se cumplen cuatro años justos). En su tumba, en Valdecañas, puede leerse el epitafio Aquí nació y no vivió el hombre que más trabajó.