Carmen Quintanilla Buey

Otra mirada

Carmen Quintanilla Buey


¡Clamando al cielo!

18/02/2023

Empiezo diciendo que el pasado domingo día 12 acudí a un concierto en el salón de actos del centro La Briquetera, aquí, en Venta de Baños, y me gustó mucho: tanto que a punto estuve de salir a bailar al pasillo, y si no lo hice fue por no dar la nota discordante, nunca mejor dicho. Pero sí, es un conjunto fenomenal, se llama Mingo, Balaguer, Bluedays. Es muy bueno. Enhorabuena, chicos. Y ahora ya paso a la parte seria, pesimista, es decir paso a la parte opuesta al anterior párrafo, donde la sonrisa fue mi impulso para arrancar distendida. Aquí ya es de noche, y con su cara amarga, la de nuestro día a día. Ayer, miraba insistente al cielo con muchísima curiosidad por ver si encontraba alguna línea divisoria, alguna pared, valla, muro, puerta... algo que me pudiera demostrar que en el cielo, igual que en la tierra, hay parcelas que nos indican que cada cual tiene lo suyo. Pero no. El cielo, que salta a la vista, el que nos une, es infinitamente uniforme, sin baches ni murallas, es decir, el mismo que cubre La Palma, Siria, Ucrania,.. disculpo al cielo que cubre el otro Cielo, porque no deja de ser su envoltorio. ¡Pero dentro, es donde se encuentra el meollo de la cuestión con sus mil responsabilidades! ¿ Cómo es posible que todo un Rey en las alturas decrete semejantes disparates, que nos van a volver locos a los que nos vamos librando? ¡No sé dónde vamos a llegar!: Terremotos...volcanes... guerras...pandemias...ya se ve que como nos han fabricado los mismos que nos trituran, dirán que hacen de su capa un sayo porque somos de su propiedad, y se van de un terremoto a una guerra, lo mismo que hace Melendi con esa canción nueva, y tan subida de tono que canta con India Martínez,  en la que dice: ¡Si ella supiera que empiezo en tu pecho y acabo en tu ombligo......!. ¡Sí, sí, claro!, si el Cielo, el de dentro del envoltorio, supiera que empieza en una parte del mundo y se va a otra llevándose de calle todo lo que pilla... ¡Que sí, que sí, que por mucho que intentemos sacar pecho, es muy difícil acatar tantísimo desmadre cuyas consecuencias no se vislumbra que puedan solucionarse a corto plazo!. Por lo tanto, querido Cielo, ya sé que te debo la vida, pero todo tiene un límite y los corazones que nos has fabricado no son de piedra. Así que... de rodillas y entre corazones rotos, que podrían herirme más de lo que ya estoy, te lo suplico : ¡¡Para ya, por favor!!