Rincones con magia

Jesús Hoyos
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Amante del medio rural y de la ciudad, disfruta de sus momentos de desconexión con amigos y familia en distintos parajes de la provincia. Javier Revilla, abogado, comparte con 'DP' sus diez lugares

Javier Revilla en el pozo de las Lomas, uno de sus lugares favoritos de la Montaña Palentina.

PASIONES Aficionado a las series y a la lectura, le gusta también emplear su tiempo libre disfrutando de la naturaleza y de la compañía de sus amigos. Además, es creador del podcast El Mentidero en Youtube y Spotify.

 

TRAYECTORIA Tras completar sus estudios en el colegio Marista Castilla, cursó el grado en Derecho y el máster de Abogacía en la Universidad de Valladolid. En la actualidad, vive en Madrid y trabaja en una empresa de asesoría jurídica.

 

1. Villerías de Campos.  «No podría empezar sin nombrar mi querido pueblo, donde desde pequeño he pasado todos y cada uno de los veranos. Lo considero mi retiro espiritual, el lugar donde siempre encuentro la tranquilidad. Allí tengo un nutrido grupo de amigos con los que he compartido cientos de experiencias, excursiones o noches de fiesta por los pueblos cercanos. Cuenta con una preciosa iglesia románica del siglo XII y con varios palomares de notable belleza, además de una laguna artificial hecha por los propios habitantes del pueblo hace unos pocos años».


2. Mirador de Autilla. «Como amante de Tierra de Campos que soy, cada vez que vuelvo a Palencia busco un hueco para acudir a este lugar y contemplar las diferentes gamas cromáticas que ofrece a lo largo del año. Desde allí se puede contemplar la llanura castellana y la Montaña Palentina, a menudo cubierta de nieve, además de castillos como el de Torremormojón, conocido como la Estrella de Campos. Cuando hace buen tiempo, es un lugar ideal para pasar la tarde con amigos y ver el atardecer mientras se disfruta de unas cervezas fresquitas».


3. Montaña Palentina.  «No sabría quedarme con un punto concreto de la misma, ya que cada rincón cuenta con su magia. Destacaría enclaves como la Tejeda de Tosande con sus escarpados desfiladeros, el pozo de las Lomas, la cascada de Mazobre con sus gélidas aguas y, por supuesto, el imponente Espigüete, que para mí es la joya de la corona del norte palentino».


4. Nueva Balastera.  «Desde pequeño he sido un loco del fútbol y recuerdo acudir a la vieja Balastera para ver partidos del extinto CF Palencia. Tras el cambio de estadio, he ido en incontables ocasiones a apoyar a los distintos equipos palentinos que han pisado su césped, además de la Selección Española sub-21 en las dos ocasiones que nos visitó (incluyendo la inauguración del feudo morado). Como anécdota inolvidable, tuve la oportunidad de debutar con el extinto CD Palencia en un partido amistoso, lo cual supuso uno de los mayores orgullos de mi vida hasta hoy».


5. Cristo del Otero. «El coloso de Victorio Macho vigila y protege nuestra ciudad desde lo más alto del cerro homónimo y yo no me canso ni de subir a admirar mi ciudad desde allí ni de hacer promoción del mismo allá donde voy, ya que incomprensiblemente es poca gente la que conoce su existencia. Como amante de la Semana Santa que soy, me gusta subir especialmente en la procesión que tiene lugar el Domingo de Ramos, ya que el atardecer y las velas de los cofrades confieren al lugar una magia aún más especial de la que ya de por sí alberga».


6. Catedral de San Antolín.  «Si de joyas arquitectónicas hablamos, me es imposible obviar a la Bella Reconocida. Quienes la ven por fuera quedan prendados de su belleza e incluso los palentinos que paseamos a menudo por sus costados no podemos evitar echar mano al bolsillo y fotografiarla cada vez que pasamos. Pero más impresionante si cabe es su interior, con una luz especial que da lustre a sus bóvedas, arcos y triforio. Además de por supuesto, la cripta de San Antolín, patrono de la ciudad».


7. Isla Dos Aguas.  «Sin lugar a dudas, si pienso en mi infancia, el primer lugar que me viene a la mente es este. Allí he pasado horas y horas jugando al fútbol con mis amigos y mi familia, especialmente con mi padre y con mi hermano. Un lugar que a veces es poco apreciado por los palentinos y que solo se echa en falta cuando vives fuera. Las instalaciones deportivas son envidiables y es un enclave especialmente concurrido en verano, con una agradable terraza en la que recuperarse de la actividad deportiva realizada».


8. Monte El Viejo.  «El pulmón de la ciudad, un oasis natural de tranquilidad a apenas unos kilómetros de distancia del centro. Es especialmente conocido el mirador de la Casa Pequeña, donde me gusta subir con amigos en verano a cenar comida rápida y contemplar las vistas, pero no me puedo olvidar de las rutas, la piscina o la reserva de ciervos. Me gusta mucho también subir con la bici (aún más bajar), ya que ofrece un gran momento de desconexión».


9. Canal de Castilla.  «El lugar de moda después del odioso confinamiento que vivimos en 2020. Como muchos palentinos, creo que en aquel momento descubrí lugares que no sospechaba que existían más allá de la esclusa de Viñalta, tras investigar senderos adyacentes al extinto Tren Burra. No solo destaca por la belleza de la dársena, que me evoca maravillosos recuerdos, sino por los paisajes tan variopintos que ofrece a lo largo de todo su recorrido. Es un lugar ideal también para ir con la bici y llegar a lugares como el Soto Albúrez, en Villamuriel, desde donde también parten rutas interesantes y poco exploradas por los palentinos».


10. Monte El Chivo. «A priori puede parecer un lugar poco atractivo, sobre todo si previamente no he nombrado maravillas como San Martín de Frómista o San Pedro Cultural en Becerril, pero para mí este lugar tiene un valor especial, y no por su belleza, a pesar de que ofrece unas hermosas vistas de Palencia. Me parece un lugar ideal para ir a pasear y desconectar de la vida de la ciudad, al igual que los cerros ubicados detrás del Cristo del Otero o junto a la subida de Autilla. Siempre que vuelvo a Palencia planeo rutas con amigos (quiero nombrar en especial a Ángel) y esta es una de las ubicaciones que nunca falta».