Alerta ante la enfermedad renal

Agencias
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Los expertos muestran su preocupación por el incesante incremento del número de casos de esta alteración, que puede llevar al paciente a diálisis o, incluso, a necesitar un trasplante

En los últimos años, el crecimiento  continuado de la enfermedad renal crónica (ERC) está encendiendo las alarmas de los expertos, que aprovechan el Día Mundial del Riñón para alzar la voz de alerta ante una patología que, a pesar de su elevada prevalencia e incidencia, sigue siendo una gran desconocida para la gran mayoría de la población, y que requiere de un mayor esfuerzo de prevención y diagnóstico precoz para lograr frenar su crecimiento en España y el mundo.

De hecho, la jornada de concienciación vuelve a celebrarse este año en un contexto de doble preocupación. Por un lado, por el crecimiento progresivo de la ERC, que continúa aumentando sin que se revierta la tendencia; por otro, ante el impacto negativo que la pandemia ha tenido no solo en los pacientes renales, uno de los colectivos más vulnerables ante la COVID-19, sino también en el inicio de los tratamientos para sustituir la función de los riñones.

«A pesar de afectar a una parte cada vez más importante de la población (entre un 10-15 por ciento de adultos) y tener un gran impacto en la expectativa de supervivencia y calidad de vida de los pacientes, la ERC continúa siendo poco conocida para la mayoría de la sociedad», explica la presidenta de la Sociedad Española de Nefrología, la doctora Patricia de Sequera. «Es un grave problema de salud pública que sigue creciendo y que se conoce como la epidemia silenciosa, porque su diagnóstico suele ser tardío, cuando la enfermedad ya se encuentra en fases avanzadas», aclara.

Los datos sobre la evolución de la ERC en España reflejan la gravedad de esta situación, con una prevalencia que ha crecido un 30 por ciento en la última década, y con una tasa de personas en Tratamiento Renal Sustitutivo -diálisis o trasplante- en España que se sitúa en 1.363 personas por millón de población (pmp). 

Por su parte, la incidencia se sitúa en 141 pmp, lo que supone que más de 6.700 personas iniciaron diálisis o trasplante en 2020, año en el que se produjo un ligero descenso en el número de personas que iniciaron TRS debido a la pandemia. En total, más de 64.600 personas con ERC en España necesitan un tratamiento que reemplace la función de sus riñones.

Este crecimiento se relaciona con factores de riesgo como la diabetes y la enfermedad cardiovascular (responsables del 50 por ciento de los casos), la obesidad, la hipertensión arterial o el tabaquismo, muchos de los cuales podrían prevenirse con la adopción de unos hábitos de vida saludables, que permitirían frenar su avance. A ello hay que sumarle que es una enfermedad que presenta síntomas poco reconocibles en sus estadios iniciales, y que cuenta con una tasa de infradiagnóstico que supera el 40 por ciento.

«En España somos excelentes en el tratamiento en las fases avanzadas de la ERC, como lo demuestra nuestro liderazgo mundial en trasplante renal o los altos índices de supervivencia de nuestros pacientes, pero es necesario un mayor esfuerzo en las etapas previas, es decir, en prevención y diagnóstico precoz», señala De Sequera.