«La situación para los graduados en Derecho es complicada»

Ignacio Crespo
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El presidente de la organización de Jóvenes Abogados vela por los intereses de los que empiezan su carrera laboral. Comenta que la situación se está tornando difícil para ellos en cuánto a oportunidades se refiere.

«La situación para los graduados en Derecho es complicada» - Foto: Sara Muniosguren

Si en la actualidad nadie se escapa de las dificultades que conlleva encontrar un camino laboral apropiado para un graduado universitario, los abogados no son, en absoluto, una excepción. Ignacio Javer Santos, presidente de la Agrupación de Jóvenes Abogados de Palencia, confirma el mal momento en cuánto a oportunidades y salarios se refiere, y explica en qué consiste su trabajo como cabeza visible de una asociación preocupada en solucionar estos problemas, entre otros.   

¿Cuánta gente forma parte de la agrupación actualmente? 

Somos, aproximadamente, 30 personas, entre socios y directiva. Están los miembros, digamos, normales, y luego la junta gerente, que está formada por el presidente, en este caso, yo, vicepresidente, secretario y tres vocales. Sin embargo, todo el mundo está más que invitado a proponer y organizar cosas, no solo la directiva. Realmente el papel de presidente es solo una manera de organizarlo todo. 

«La situación para los graduados en Derecho es complicada» «La situación para los graduados en Derecho es complicada» - Foto: Sara MuniosgurenConsideramos jóvenes a los menores de 40 años y en Palencia somos muy pocos los abogados  que pertenecemos a ese rango de edad. Ese es uno de los grandes problemas, que cada vez  son menos los abogados que se quedan en la ciudad después de graduarse y a algunos de ellos no les interesa nuestra organización. 

¿Cuáles son los objetivos  principales de la organización?

Nosotros luchamos por los intereses de los que empiezan en el mundo laboral de la abogacía hasta que cumplen 40  años, que dejan de ser nuestra responsabilidad. Tenemos muchos objetivos, lo que pasa es que cada día es más difícil alcanzarlos.  

Por ejemplo, una de nuestras grandes luchas es la legislación y equiparación de los honorarios del turno de oficio, cuya situación es bastante lamentable. También estamos luchando para que a los que acceden por primera vez a la abogacía no se les exija como requisito, lo que sucede actualmente,  tres años de experiencia de trabajo para poder acceder turno de oficio, que es la primera fuente de ingresos que puede recibir la mayoría de los profesionales cuando abren su primer despacho de abogados, por lo que están perdiendo un dinero que no solo se merecen, sino que podría ayudarles a salir adelante. 

En definitiva, nuestra misión es ayudar a los jóvenes abogados a formarse mejor, que el acceso a la abogacía no sea tan complicado y los profesionales no tengan tantas barreras para desarrollar su labor. 

Menciona el asunto del turno de oficio. ¿Considera que es su mayor lucha?  

Como presidente de la asociación pertenezco también a la Comisión de Dignificación y Equiparación del Turno de Oficio, que a su vez forma parte de la Confederación Española de Abogacía Joven (CEAJ). Es un tema que nos afecta a todos. De hecho, no se cuál es el porcentaje de abogados que están representados en la comisión, pero es muy alto. Para entendernos, los honorarios del turno de oficio es el dinero que recibimos por parte del Estado por llevar casos de oficio. Es un tema que nos afecta a todos los abogados y por el que estamos perdiendo una buena cantidad de los ingresos que nos corresponden. 

Es, sin duda, nuestra mayor reivindicación. En España la cantidad recibida por el trabajo de turno es realmente baja, y más aún si te exigen requisitos previos como los que comentaba antes. 

¿Cómo ayudan a los jóvenes abogados desde la asociación?

Realizamos actividades formativas con ellos, como tertulias, conferencias y charlas, aunque es cierto que, desde que comenzó la pandemia, nuestra actividad se ha ido rebajando, ya que por motivos evidentes de seguridad no podemos juntar a tanta gente como nos gustaría para nuestros proyectos. La idea es que alguno de los abogados con experiencia laboral de la ciudad hable con ellos y les aconseje sobre lo que deben hacer para tener éxito en un ámbito que experimenta una situación delicada. 

La última actividad que hicimos en la que nos juntamos la mayoría fue con Rosa Martínez como invitada, la que fue decana de los jueces de Palencia y magistrada del juzgado número cuatro, en un tipo de reunión que solíamos frecuentar y que llamamos Cañas Jurídicas. Básicamente, consistía en tomarse una cerveza con ella en un ambiente relajado para preguntarle cuestiones o que cuente su experiencia. Ademas, ella invitó a los más jóvenes a ver el juzgado y que aprendieran sobre su trabajo desde más cerca.

También organizamos, con más frecuencia, reuniones sin, por decirlo así, ponentes. Solo  nosotros, los miembros de la asociación, para charlar sobre algún temaen concreto relacionado con la abogacía, y que pueda ser de utilidad para los más jóvenes. 

Habla de la pandemia. Como prácticamente todos los oficios, la abogacía se habrá visto afectada por ella... 

Nadie se ha escapado del virus y sus consecuencias, pero no creas que nos ha afectado más que a los demás. Evidentemente, como abogados, tenemos mucha parte de nuestro trabajo en relacionarnos con los demás, así que es obvio que nos hemos visto perjudicados. Especialmente por el cierre de los juzgados, que son un elemento fundamental en la profesión, a los que no hemos podido acudir durante demasiado tiempo.  

Sin embargo, el trabajo de despacho, por decirlo así, hemos seguido desarrollándolo con normalidad. Todos los abogados pasamos la mayor parte de nuestra jornada laboral en nuestras respectivas oficinas, así que tampoco hemos sido el sector más perjudicado por la pandemia, aunque, evidentemente, la hemos sufrido, como todos. Es cierto que no podíamos recibir clientes, pero pudiendo hablar con ellos por teléfono no hemos tenido especial problema para ello. 

¿Cómo se financia la institución?

Tenemos una magnífica relación con el Colegio de Abogados de Palencia, que cada año destina una parte de sus presupuestos generales para ayudar a subvencionarnos, lo que supone un porcentaje muy alto de nuestra financiación final.

Además, cada socio paga una cuota por un importe de 30 euros anuales, que utilizamos también para la organización de eventos y actividades con los jóvenes abogados. De manera excepcional, alguna vez recibimos un donativo, recuerdo uno del Banco Santander de 600 euros, pero no ocurre de forma ordinaria. Principalmente, con las cuotas de los socios y la aportación del Colegio de Abogados, al que estamos realmente agradecidos. 

¿Por qué cree que es necesaria una asociación para defender los intereses de los más jóvenes?

Evidentemente, indispensable no es, podríamos vivir sin nadie que vele por defender los intereses de  estos profesionales. Sin embargo sí que considero que somos una ayuda importante para ellos, que ven en nosotros una opción para consultarnos sus preguntas y que les podamos ayudar. Aunque, como ya te he dicho, nuestra actividad se está viendo afectada por las restricciones que nos impiden juntarnos.  

En cualquier caso, somos una oportunidad para un recién graduado de meter la cabeza en la abogacía de la ciudad. El que, cuando acaba la carrera y el máster, se pone a trabajar en el despacho de abogados de su padre quizá no nos necesita para nada. Tiene quién le resuelva las dudas y le ofrezca los contactos de sus compañeros de profesión, aunque muchas veces también se acaban incluyendo en el programa, ya que cuesta 30 euros al año con todas sus ventajas, entre las que se incluye una cena de Navidad que prácticamente rentabiliza el gasto anual. Siempre es conveniente entablar relaciones con los profesionales del mismo ámbito, de la misma ciudad y de la misma generación.

 Para aquellos que empiezan directamente en un despacho nuevo, o incluso que lo abren desde cero, es muy importante tener a alguien que te ayude y te resuelva las dudas.Nosotros, por decirlo de alguna manera, conectamos a la gente para que se ayude entre sí. Al final, todos hemos estado en esta situación y agradecemos mucho el tener a alguien a nuestro lado para ayudar. 

¿Cómo está el panorama para un joven recién graduado en la universidad?

Mal. Siento ser pesimista, pero el panorama no resulta en absoluto esperanzador para alguien que empiece en el mundo laboral de la abogacía.Cada vez es más difícil, especialmente esos primeros años después de la carrera, conseguir clientes nuevos que aporten el capital que necesita un despacho para sobrevivir, que es, en definitiva, la principal fuente de ingresos de los despachos. Además, si, como ya he comentado, no facilitan que el Estado aporte la parte que le corresponde al profesional por realizar turnos de oficio, a los que los recién graduados no pueden optar, los primeros años como jurista no son nada fáciles en nuestro país. 

Creo que debería ayudarse  a los que comienzan en el mundo laboral, no solo del derecho, sino de todos los ámbitos. Los jóvenes son el futuro de la sociedad y estamos alimentando que se marchen a buscar oportunidades a otros países del mundo, donde sus recursos económicos aumenten y puedan lanzar mejor su carrera profesional.  

Además, antes estudiabas los cuatro años de Derecho y ya estabas preparado para empezar a trabajar. Ahora necesitas, como mínimo, el máster de acceso a la  abogacía para poder ejercer, y en muchos sitios te piden más estudios de postgrado.

Nuestro trabajo en la asociación es luchar para que estos requisitos, muy perjudiciales para el futuro de los jóvenes profesionales, sean, por lo menos, modificados, para que salir adelante en España sea asequible para ellos.

¿Por qué decidió incluirse en la asociación y ser presidente? ¿Cómo fue el proceso entre una fase y la otra? 

A mí me llamaron cuando me licencié para formar parte de la agrupación, que es lo que se suele hacer. No me hacía especial ilusión, pero, como ya he dicho, no se pierde nada, más allá de 30 euros al año, y tiene muchas ventajas, así que acepté y me incluí en el programa. 

Desde entonces he ido ascendiendo. Fui socio, después me metí en la junta directiva como vocal, luego fui vicepresidente y luego presidente. Además, acabo de ser reelegido como tal  en otra candidatura, aunque a las siguientes elecciones ya no me puedo presentar, que ya tengo 36 años, y en cuatro dejo de formar parte de la asociación. 

A medida que me he ido adentrando en la agrupación, he ido metiendo la cabeza en este mundo de los jóvenes abogados, y de los que estamos aquí soy el único que sabe hacerlo y tiene los medios para ello. Por ejemplo, cuando era vicepresidente iba a todas las reuniones con el que entonces era mi jefe, y me preparé para conocer a la gente oportuna, como al resto de profesionales de asociaciones similares de Castilla y León, o los dirigentes de la organización central. 

¿Hay más grupos relacionados en la comunidad? 

La organización depende directamente de la Confederación Española de Abogacía Joven (CEAJ), que actúa a nivel nacional y que es la encargada de dirigir todos los grupos de características y objetivos  similares al nuestro. Prácticamente, cada ciudad tiene una asociación parecida, y de vez en cuando se organizan eventos en los que nos juntamos distintos representantes para compartir objetivos, opiniones o consejos. 

Por eso, el único preparado para ser presidente era yo, porque acompañaba a mi jefe cuando era el segundo, me preocupé por aprender el oficio y ya conocía a los representantes de cada ciudad. Ahora, aparte de mí, no queda nadie aquí que cuente con los contactos necesarios, porque nadie  ha mostrado interés. Tenía la sensación de que, o lo hacía yo, o no lo iba a hacer nadie, y por eso decidí presentarme a la reelección, y mis compañeros decidieron volver a votarme por segunda vez desde 2019. 

Entonces, ¿qué va a pasar con la presidencia cuando  deje el cargo en la agrupación?

La situación va a ser delicada. Yo ya les he dicho a mis compañeros de la junta que empiecen a prepararse para el momento en el que tengan que coger los mandos cuando yo me marche. Alguien lo va a tener que hacer, si es que no quieren que todo esto desaparezca, y mi misión como presidente en lo que me queda al frente del cargo es instruir a alguien que pueda estar interesado para que sepa cómo actuar cuando yo no esté. Lo difícil, por desgracia, es encontrar a alguien que esté dispuesto a hacerlo y aprender.

En cualquier caso, las tareas de presidente de la institución no son especialmente laboriosas. No ocupa demasiado tiempo porque, en el día a día hay muy poca actividad que desarrollar en la agrupación, más allá de organizar ciertos eventos y reuniones, cosa que prácticamente cualquiera puede hacer, y todo el mundo ayuda. Todos los miembros compaginamos esto con nuestros respectivos trabajos como abogados, y no supone un impedimento para su desarrollo en ningún momento. 

Para finalizar,  le pido un consejo para alguien que empieza ahora la carrera de Derecho 

El gran consejo que puedo ofrecer es, sin duda, que se maten por hacer prácticas en un despacho de abogados durante la carrera para llegar con experiencia al mundo laboral.La diferencia entre quienes llegan sabiendo lo que tienen que hacer y los que no es realmente notable. 

La carrera de Derecho es, o por lo menos lo era cuando yo la estudié, excesivamente teórica y muy poco práctica. Puedes licenciarte, sacarte el máster de acceso a la abogacía y, de hecho, ser abogado, sin haber pisado un despacho o una firma  en tu vida, sin saber cuáles son los trámites de un juicio o sin conocer cómo tratar con los clientes, que es, en definitiva, la parte más importante de nuestro trabajo.

 A ejercer el derecho se aprende, al igual que todas las profesiones que existen, practicando. Por mucho que te sepas todas las leyes redactadas en el mundo, si no sabes moverte como un abogado no vale para nada en el mundo real, y eso hay que aprenderlo en algún momento. Esa misión debería corresponderle a  la carrera universitaria, cuya supuesta misión es preparar a los estudiantes para su futuro.