Novedad en el altar

César Ceinos
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Cuatro años habían pasado desde la última ordenación sacerdotal en la provincia. Antonio Domínguez rompió la racha en octubre y ahora está ejerciendo en la zona de Carrión

Antonio Domínguez - Foto: DP

A Antonio Domínguez le quedará grabado a fuego este año que está a punto de terminar. También quedará bien guardado en los archivos de la Diócesis de Palencia.El pasado 12 de octubre, festividad de Nuestra Señora del Pilar, el protagonista de este artículo fue ordenado sacerdote en la iglesia de Santa María la Blanca, de Villalcázar de Sirga. Hacía cuatro años que no pasaba algo similar en la provincia y es posible que pasen unos cuantos más para que vuelva a repetirse. Actualmente no hay más vocaciones en tierras palentinas. «No hay ni candidatos», explica.

Domínguez, nacido «por accidente en Madrid» hace 47 años pero siempre vinculado a Palencia, residió en el barrio de San Juanillo y fue al colegio de SantaClara. Después estuvo interno en Don Orione (Frómista), aunque el bachillerato lo acabó haciendo en la capital. Posteriormente estudió Historia del Arte en Valladolid, pero hace once años dio un giro hacia la vida religiosa. 

Comenzó, motu proprio, con un discernimiento vocacional, aflorando, de esta manera, la inquietud que tenía cuando era pequeño. Luego pasó seis años con los hermanos de La Salle en varias ciudades, llegando a tomar los votos temporales. Pero, finalmente, «como me tiraba bastante la tierra», se presentó ante el obispo ManuelHerrero. La formación académica en Teología la finalizó en Salamanca, siendo, obviamente, el único procedente de la diócesis palentina.

Destinado a la Unidad Pastoral de Carrión de los Condes, que está compuesta por 27 localidades, se decidió por el gran templo alcazareño a la hora de dar este gran paso en su vida para demostrar «que los pequeños pueblos también tienen su importancia». Había sido ordenado diácono en la iglesia de SanAndrés de la ciudad jacobea y no quiso repetir lugar, aunque también reconoce que el tamaño, la belleza y la historia que atesora Santa María la Blanca también influyeron. Respecto al día concreto, Domínguez explica que se debió únicamente «a necesidad pastoral». «Había un poco de premura», matiza el sacerdote.

Los inicios, pese a una neumonía que sufrió al mes de la ordenación, están siendo muy buenos, explica Domínguez, que pasó a formar parte del equipo de la unidad, que está compuesto por tres sacerdotes y dos más de apoyo los domingos. Aún así no se libra de los viajes a pueblo a pueblo para atender a los feligreses. No falta trabajo. No obstante, esta contento. «El contacto con la gente es más directo al poder celebrar y no estar pendiente de otros curas», explica antes de comentar que está preparando «con mucha ilusión» a grupos de jóvenes y que en el medio rural palentino «se encuentra muy a gusto». «Madrid es muy anónimo», concluye.