Unión intergeneracional a los pies de la catedral

Jesús Hoyos
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La Asociación Autismo Palencia y el centro de día Son Ángeles promovieron ayer un encuentro entre niños y mayores para que cada grupo aprendiera y se nutriera de las virtudes del otro

Unión intergeneracional a los pies de la catedral - Foto: Antía Iglesias

El ciclo vital es un círculo. «Al final, todos volvemos a ser niños en algún punto de nuestra vida». Es lo que defiende Blanca Escudero, directora del centro de día Son Ángeles de la capital e impulsora junto a  Autismo Palencia del encuentro intergeneracional entre ocho niños de la asociación y el mismo número de personas mayores que tuvo lugar ayer por la mañana en la plaza de la Inmaculada.

El evento incluyó actividades como gymkana, bingo o bolos.  «Soy terapeuta ocupacional y he trabajado con el colectivo de autismo. Lo hemos organizado entre ambos a través de redes sociales», explica Escudero, quien cree que este tipo de eventos son «muy enriquecedores porque se apoyan unos a otros».

Por ejemplo, en el Pasapalabra, a los niños les puede costar sacar alguna solución. «Ahí está la persona mayor para dar apoyo», señala. El objetivo del día era «interactuar con gente diferente a su edad porque, cuando llegamos a mayores, parece que nos cuesta relacionarnos con gente joven», opina.

Reabrieron sus puertas en febrero y ahora, con el buen tiempo y todos los usuarios vacunados, decidieron hacer esta actividad al aire libre. De la jornada se llevaron «algo muy diferente y un poco de divertimento», tras una etapa dura en la que «no han podido ver a sus nietos y han tenido que pasar mucho tiempo en casa», recuerda. «Muchos dicen que les hemos robado dos años de su vida y que nosotros los podremos recuperar pero ellos no», añade.

Por su parte, Sergio González, trabajador y cuidador de la Asociación Autismo Palencia, ve estas jornadas como una forma de «acabar con el parón que han tenido este tipo de niños a la hora de poderse reunir». Subraya que, para ellos, la pandemia fue un momento «muy duro y difícil». «No entendían lo que estábamos viviendo y les costó asimilar el cambio tan brusco, ya que necesitan que se les organice y estructure su agenda diaria», expresa.

Tras la reapertura, explica González, los niños están «muy contentos por el hecho de poder volver a salir y reunirse». Aunque por otro lado, la mascarilla, el respeto de las distancias, la higiene y el control «les está costando», aclara.

«Gracias a esta jornada, que se planteó con la intención de divertirnos, las personas mayores pueden volver a sentirse como niños y estos, un poco más mayores e incluidos en la sociedad», concluye.