Este mes quiero revivir la gastronomía vivida en Palencia en mi niñez y adolescencia. Seguro que los de mi generación recordaréis con cariño algunos de los recuerdos que me están viniendo a la mente, hoy centrándome en los bocatas.Y los primeros bocatas míticos no podían ser otros que los de panceta, empezando por los de los campos de fútbol de Las Ferrallas o Viñalta después de los partidos, siguiendo por los del Yakaré o los de tortilla del bar frente al Camino de la Miranda, a los que bajábamos en los recreos desde las Angélicas (los del Viena para quienes estudiaban en el Jorge Manrique) y, por supuesto, los del chino de la zona los sábados ya a altas horas de la noche.Otros bocatas muy significativos fueron los de tortilla de la Peña del Real Madrid, a los que acudíamos algunos domingos tras nuestra habitual derrota jugando ya a baloncesto en el Castilla o cuando entrené a las chicas del Juventud, o las pulgas de jamón del Don Jamón.Por supuesto mención aparte merece El Guarro, toda una institución en nuestra época a la que llevábamos a los amigos que venían de fuera a vernos para comprobar su fama, donde la sorpresa de los ingredientes que aparecían en la tortilla era motivo de conversación gastronómica; pedir un bocadillo de tortilla de chorizo y que aparecieran trazas de champiñones, gambas, jamón o queso era, más que anecdótico, habitual.En cuanto a hamburguesas, que los más jóvenes sólo hablan ya este idioma, no creo que pruebe nunca otras tan originales como las del Moravia en el Paseo del Salón.