Un viaje sin vuelta

Lucía Toribio
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Perder el empleo suele ser algo desagradable y más cuando llevas once años en una empresa. Sin embargo, para una palentina y un italiano supone la oportunidad perfecta de aprovechar el tiempo perdido y dedicarse a una afición deseada como recorrer

Francesco y Elsa a su paso por la provincia palentina - Foto: DP

Elsa Prieto, palentina y Francesco Pezzini, italiano son los protagonistas de esta historia. Esta pareja residente en Fuerteventura perdió su trabajo al inicio de la pandemia. Ahora, viven de los alquileres de unas viviendas en la isla canaria. Sin embargo, decidieron tomarse el despido de la forma más positiva posible y hacer realidad su sueño: iniciar un viaje por toda Europa gracias a una furgoneta y mucha ilusión.

Elsa estudió Turismo y en 1998 se trasladó a las Islas Canarias. Allí, comenzó a trabajar en una empresa encargada de realizar viajes por toda Europa. Sin embargo, la despidieron después de 11 años. Igual de desafortunado fue Francesco, su novio. El italiano, que llevaba fuera de su país desde el 98, trabajaba en el sector servicios y también fue despedido de su trabajo.

una oportunidad. «Decidimos aprovechar  la ocasión para realizar el viaje por Europa que siempre habíamos deseado y por falta de tiempo lo habíamos ido aplazando», asegura la pareja. Fue entonces cuando comenzaron la búsqueda del vehículo necesario para poder llevar a cabo esa travesía. Estuvieron tiempo buscándolo hasta que por fin lo encontraron: una furgoneta Volkswagen T4 del 2001, a la que decidieron llamar Ludovico Van, en honor a la película La naranja mecánica.

Tuvieron que adecuarla para convertirla en su hogar durante un tiempo indefinido. Recurrieron al ingenio ya que hacerlo sin mucho dinero no era una tarea fácil. «En vez de comprar un lavabo, que no dispone de un precio barato, fui a un bazar y me hice con una ensaladera», comenta Francesco.

Dos fueron las razones que les llevaron a tomar la iniciativa de emprender este viaje. En primer lugar, la pandemia, que les supuso tener el tiempo libre suficiente y en segundo, el hecho de demostrar que se puede vivir con poco. «Tras salir del confinamiento, nos recorrimos la isla a pie y nos dimos cuenta de la manera tan sencilla de la que podíamos vivir», apunta Elsa.

La península está siendo el primer destino de su trayecto. Después de visitar Palencia, viajarán por el norte, Santander, Bilbao, San Sebastián… Así hasta llegar a Biarritz y continuar su camino por Europa. Eso sí, visitando tanto las ciudades importantes como los pequeños rincones y su gente. «Tenemos un itinerario por pueblos porque es más cercano y económico. Así también nos ahorramos el dinero de las autopistas», comenta Elsa.

Tras recorrer Francia, se dirigirán a Italia a través de los Alpes, de dónde es natural Francesco. Así, el italiano le podrá enseñar a la palentina los encantos del lugar en el que se crió. Después, se desplazarán hacia la zona de los Balcanes, Bulgaria, Montenegro y finalmente, Grecia. En la República Helénica, se pararán a conocer los encantos de su cultura en ciudades como Atenas, Patras o Volos.

«Luego, viajaremos hasta Turquía para descubrir la belleza del Imperio Otomano y subiremos hacia el norte llegando a las Repúblicas Bálticas. En esta zona tendremos más cuidado debido a los problemas geopolíticos derivados de la guerra», explica el italiano.

No quieren dejarse ningún país del norte de Europa en el tintero. Entre ellos, Noruega y Finlandia, dónde podrán disfrutar desde la comodidad de su furgoneta de las auroras boreales. Del frío volverán al calor típico del sur de Europa y bajarán hasta Portugal. «En Lisboa reflexionaremos sobre si este viaje es suficiente o, por el contrario, necesitamos descubrir el resto del planeta y saltar el charco», expone Francesco.

Así, perder su trabajo se convirtió en el empujón que desencadenó un viaje sin un tiempo establecido y sin la necesidad de gastar mucho dinero. Todo ello con el objetivo de conocer el resto del mundo y conocerse a ellos mismos, demostrando que en los 4 metros cuadrados de una furgoneta se puede ser feliz.