Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Carestía

17/03/2022

Que la inflación es la carcoma de la economía y la caída de la productividad el peor problema de la economía española son dos cosas que casi nadie duda. Lo segundo sigue la senda de la gravedad según los datos de la EPA, pero no parece que se trate de un asunto remediable, especialmente porque abordarlo produce urticaria.
Pero la inflación está siendo objeto de máxima atención, especialmente por el estrangulamiento de las arterias de la economía con la covid y la guerra de Ucrania. Se denuncia que los impuestos porcentuales acarrean una recaudación no deflacionada y que una parte del impacto podría reducirse conteniendo el IVA.
Pero poco se habla de la adaptación de las tablas de IRPF, ahora que estamos a punto de comenzar una nueva campaña de la renta.
Resulta que las tablas no se tocan desde 2008, periodo en que la inflación ha subido un 22 por ciento desde entonces hasta hoy. Quienes hayan conseguido que sus ingresos hayan subido esa cantidad fruto de la revalorización salarial, habrán saltado de tramo de retención sin que realmente su capacidad adquisitiva haya crecido en absoluto, puede que incluso lo contrario.
Es decir, se paga más por ganar lo mismo sin que el impuesto haya subido a efectos de los políticos. Es un problema que se calcula puede suponer unos cientos de euros por contribuyente al año. Que probablemente no será mucho, pero sí un grano en el granero de la tributación en España.
Lo malo es que a muchos de los que a diario protagonizan los grandes debates de tormenta en vasos de agua en España parece habérseles olvidado abordarlo y ahí andamos: discutiendo de tontunas, exprimiendo los sloganes y afrontando una nueva campaña de la Renta bien bonita en estas circunstancias.