Una «doble ración de bambú», ese fue el mensaje laudatorio y de agradecimiento del Betis a Borja Iglesias por los dos goles que le hizo el pasado domingo al Girona en el Villamarín (2-1), los cuales rubricaron al estado de gracia de un 'Panda' que también se estrena en una convocatoria con la selección española absoluta.

El atacante es una pieza básica en el engranaje de Manuel Pellegrini y clave para que el cuadro verdiblanco haya llegado al parón liguero encaramado en el tercer puesto con 15 de 18 puntos posibles y como líder del Grupo C de la Liga Europa con seis de seis, tanto por su faceta realizadora como por su juego de espaldas y su trabajo estajanovista de pelea con los centrales, de abrir huecos para los otros y defender la salida del balón.

Una diana de penalti, la de la igualada ante el Girona, y una segunda tras definir con la izquierda y batir a Juan Carlos, con oxígeno de sobra para pensar después de una carrera de medio campo, fueron los últimos de este delantero que lo enchufa casi todo y que se vacía en el juego sin la pelota, tan importante en los jugadores de la línea ofensiva.

La confianza en sus posibilidades y el trabajo sordo y concienzudo han sido las claves del momento por el que atraviesa el punta de Santiago de Compostela a sus 29 años, en el inicio de una temporada en la que ha marcado seis tantos en el mismo número de partidos, extendiendo la continuidad de la pasada campaña, en la que hizo 21, uno de ellos en la final de la Copa del Rey que finalmente ganó el Betis al Valencia en los penaltis.

En la temporada 20/21, el 'Panda' logró 14 goles y en la anterior, apenas tres, cifras indicativas de la trayectoria ascendente del ariete gallego desde que llegó a Sevilla en el verano de la 19/20 procedente del Espanyol y al que no le salió prácticamente nada en su primer año en el Benito Villamarín.

Pesaban los 28 millones de euros que había pagado el conjunto andaluz por su cláusula de rescisión y, casi como un presagio, empezó de verdiblanco con una lesión en el tobillo en su estreno ante el Valladolid y, desde ese momento, nada parecía salirle bien al 'nueve' bético.

Amortizado para muchos, denostado hasta la chanza por otros, criticado por su desacierto ante la portería contraria, Borja Iglesias siguió trabajando en silencio en ese difícil trance en el que le adelantaron en las alineaciones Tonny Sanabria y Loren Morón.

Tan era así que fue una sustitución de Loren en el minuto 85 de unos octavos coperos ante la Real Sociedad lo que supuso el punto de inflexión del compostelano, ya que ese 27 de enero de 2021 marcó los dos tantos de la clasificación para cuartos y soltó toneladas de presión.

El resurgir

No le salió nada en su primer año, en el segundo pasó de la primera opción a la tercera e incluso había sonado para salir cedido en invierno, pero la frustración del banquillo o el runrún de la grada cuando calentaba forjaron aún más el carácter del 'Panda', celebrado por Luis Enrique al explicar su convocatoria.

«Le conozco muy bien porque cuando estuve en el Celta él estaba en el filial y entrenó con el primer equipo. Lo lleva haciendo muy bien bastante tiempo, se asocia bien y tiene mucho gol».