Las consecuencias de la sequía en el 'hombre-gol'

Diego Izco (SPC)
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Las seis ocasiones erradas por Lewandowski en el último amistoso abren un 'mini-debate'. «El Barça es distinto, cuesta adaptarse», señaló Xavi, recordando que Luis Suárez tardó en estrenarse

El artillero polaco en un entrenamiento de la gira de Estados Unidos con el Barcelona. - Foto: JASON SZENES

En octubre de 2013, arrancando la temporada con más de un gol por partido, Diego Costa alimentó uno de esos debates futbolísticos que copó portadas en este país: «Selección, ¿sí o no?». Vicente del Bosque se reunió con él para conocer sus intenciones, el jugador dijo que aquello del debut con Brasil (un amistoso, no computable por FIFA para 'fijar' la nacionalidad) fue agua pasada y que quería jugar con la Roja, y Costa fue el punta de España. Pero el tipo que había marcado 36 goles en 52 partidos, el gigante por el que el Chelsea pagó casi 40 millones de euros, tardó ocho encuentros en hacer su primer tanto con la selección. Fue en octubre de 2014, el tercero de un 0-4 a Luxemburgo, casi un año después de comprometerse con el equipo.    

Durante ese período, el delantero siguió en las portadas… pero por otro motivo. Su sequía, llamada ansiedad, acaparó entonces el nuevo debate nacional. Y cada vez que un 'hombre-gol' acumula 'equis' minutos sin ver puerta, regresamos al mismo lugar común donde los entrenadores tratan de liberar de presión, los rivales tratan de meterla, los compañeros le quitan miga y los protagonistas directos intentan encontrar el porqué a la dificultad de hacer algo que llevaban tiempo haciendo sin problemas. 

Seis fallos

«Hará goles. Le pasó a Luis Suárez y a Ferran», señaló Xavi Hernández al final de la gira americana del Barça cuando le preguntaron por Robert Lewandowski. Porque el fin de ese viaje, un 2-0 ante el New York Red Bulls, tuvo al polaco fallando ocasiones de todos los colores. Hasta seis disparos de esos que no suele errar. Y tras el sexto, sonrió. Un gesto reflejo de desilusión que su técnico definió perfectamente: «Es normal que tenga un punto de frustración porque tiene la necesidad de gustar».  

Porque, ¿qué pasa por la cabeza de los delanteros, los tipos que viven del gol, cuando este no llega? Lionel Messi, por ejemplo, estuvo 515 minutos sin anotar una sola diana en 2016, aunque su fútbol (creación, asistencias…) le permitió vivir sin alcanzar la sensación de fiasco. Quizás el caso más paradigmático en el fútbol latinoamericano fue el de Martín Palermo, máximo realizador de la historia de Boca Juniors, quien estuvo 952 minutos (más de 10 duelos completos) sin festejar. En Inglaterra aún hablan de los cuatro meses y medio que estuvo Shevchenko sin ver puerta en su segunda etapa con el Chelsea, o del paso de Radamel Falcao por la PremierLeague con siete meses de sequía. 

La psicología deportiva ha buscado recientemente las claves de la 'entrada' y de la 'salida' de estas situaciones. El diario Clarín (Argentina es una de las pioneras en la materia) hablaba recientemente con tres especialistas que apuntaban algunas claves. Hay tres puntos comunes en la reflexión de todos ellos es que estas rachas son «inevitables y cíclicas», que «no hay que dramatizar» y que «en momentos de presión, lo que prevalece es la fuerza mental».   

Otras funciones

«Hay delanteros que son capaces de leer que hay algo más que el gol: asiste, genera infracciones, se lleva marcajes, exige a la defensa, arma el juego… y es capaz de sentir eso como un mérito», aseguraba Marcelo Roffé, que trabajó como psicólogo deportivo en las selecciones de Argentina y Colombia. Considera que los 'hombres-gol' en sequía necesitan «reemplazar un pensamiento negativo por uno positivo, porque la mente no distingue entre lo imaginado y lo vivido. Somos lo que pensamos». Es decir: no dar importancia al error y pensar en los aciertos del pasado como antídoto para salir de la crisis. 

Para el caso concreto de Lewandowski, Darío Mendelsohn, con experiencia en 18 equipos profesionales, daba dos claves: «Cuanto más recorrido y más edad tienen, más suele pesarles la falta de gol, porque tienen temor a que se piense que ya no están vigentes», al tiempo que aseguraba que «la presión suele influir más en el jugador que está más expuesto a los medios: generan más expectativas».  

Difícil arranque

El polaco todavía no se ha pronunciado, pero lleva mucho tiempo en el negocio como para saber que esto acaba de empezar. «El Barça es distinto, cuesta adaptarse», decía Xavi, a quien las cifras le dan la razón: Luis Suárez, tercer máximo goleador de la historia del cuadro culé tras Messi y César Rodríguez, tardó 393 minutos sobre el campo en hacer el primero de sus 198 dianas de azulgrana. El ex del Bayern, una máquina de marcar que acumula 509 tantos en 678 choques desde que es profesional, solo aguarda su momento, consciente de que todo cambio es complicado.  

Sus tres peores temporadas como artillero coinciden con la llegada a un nuevo equipo. En la 08/09, cuando solo tenía 20 años, llegó a la primera división polaca de la mano del Lech Poznan. Allí se estrenó con 20 goles en 48 partidos, cifra que mejoraría al año siguiente. Más evidentes fueron los números en su campaña de debut con el Dortmund (10/11) en la que anotó nueve dianas. En las tres siguientes se destapó como uno de los mejores 'nueves' de Europa con 30, 36 y 28 tantos. Y ya en el Bayern (ocho cursos para consagrarse en lo más alto) se estrenó con 'apenas' 25 goles en 49 encuentros... cuando después lograría más de 40 en las siete temporadas siguientes (los 55 de la 19/20 como mejor registro de su carrera).