«Hemos sido muy, muy felices compartiendo vida y trabajo»

Carmen Centeno
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En su familia materna había profesionales sanitarios, pero a ella no le llamaba la atención el mundo de la medicina. Lo que le atraía era construir cosas. Por eso, estudió Delineación en Maestría Industrial, hoy instituto Trinidad Arroyo

«Hemos sido muy, muy felices compartiendo vida y trabajo» - Foto: Óscar Navarro

María Jesús Aristín González es para todo el mundo Susi, una mujer que conoce a fondo la dureza, la exigencia y el trabajo diario que requiere la hostelería, y que también sabe mucho de las pruebas que van saliendo al paso y que es preciso salvar para seguir adelante. 

Es ese conocimiento, junto a la psicología que proporciona el trato diario con los clientes de un bar-restaurante, lo que la ha hecho sabia, madura y reflexiva y, en cierta medida, lo que también la empuja al paseo diario, a la recopilación de las recetas caseras que siempre practicó en su cocina, al cuidado de su jardín y a la rememoración, ahora que se ha jubilado. «Tengo proyectos, pero de momento lo que quiero es descansar», explica.
En realidad, todavía está asimilando su ingreso en el mundo de la jubilación, que hizo efectiva el 29 de abril. «El bar Los Ángeles ha sido mi casa cuarenta años y me ha dado pena dejarlo, pero necesitaba hacerlo porque estaba cansada física y mentalmente». Y es que desde que murió José Luis, su marido, hace siete años, y buena parte de los cinco anteriores que estuvo enfermo, fue ella la que se puso al frente del negocio, con los miedos y las dudas de si estaría capacitada para tanto, pero con la fuerza de voluntad precisa para conseguirlo.

«Por eso estaba tan cansada, porque ha sido duro llevarlo todo sola y pasar además por una pandemia, que nos ha obligado a tener trece meses el bar cerrado, sin ingresos y con mucha incertidumbre», apostilla.

Insiste en que tiene que acostumbrarse y dejar que el paso del tiempo ponga las cosas en su sitio, incluida la añoranza, el esfuerzo, la entrega y la multitud de recuerdos que han quedado ahí. Cuarenta años en un negocio abierto al público dan mucho de sí y confieren veteranía, experiencia y muchas satisfacciones.

«Mi marido y yo hemos sido muy felices compartiendo la vida y el trabajo», enfatiza, antes de señalar a renglón seguido que aunque han pasado siete años ya de su muerte, el amor se mantiene intacto. «Le echo de menos igual que el primer día», enfatiza. 

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