El pediatra palentino que dejó huella en Aranda

L.N.
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Familiares y médicos rinden un bonito homenaje a Don Basilio, a punto de cumplir 101 años, y le agradecen que con su amabilidad haya servido de apoyo a otros muchos profesionales

El pediatra palentino que dejó huella en Aranda - Foto: L.N.

Incontables son los niños arandinos a los que atendió como médico Don Basilio, natural de Palencia, desde finales de la década de los 40 hasta su jubilación en 1991. Como incontable es el cariño que le profesan multitud de familias de la capital ribereña. Porque Don Basilio, como así se le sigue llamando hoy, ha sido y de alguna forma siempre será el pediatra de Aranda. Recientemente, familiares y compañeros de profesión aprovecharon que ha cumplido 100 años para rendirle un bonito homenaje.

La de Basilio Ordóñez ha sido una vida dedicada a ayudar a los demás, especialmente en años «muy complicados», en los que la medicina no contaba con tantos avances.  Su figura va ligada, al menos, a dos aspectos. Por un lado, el sincero agradecimiento. Y, por otro, inspiración. A veces, la unión de ambos esconde historias como la de un niño al que atendió allá por el año 48 y que, después, decidió seguir sus pasos. 

El doctor Pellicer no faltó a la cita en el mesón El Pastor y recordó cómo Don Basilio le trató las «miserias infantiles» propias de la época. «No sabéis lo duros que fueron esos años y cómo era la medicina de entonces», dijo, para acto seguido rematar: «Muchas gracias».

No fue el único en tomar la palabra. Desde el Colegio de Médicos de Burgos reconocieron que Don Basilio «es la envidia de todos» por el buen estado de salud que goza a escasos meses para soplar las 101 velas y destacaron por encima de todo que ha sido «el pediatra de los niños de Aranda, muy querido por miles de familias» por ser una persona «amable, generosa y entrañable». También valoraron la labor de Pilar, su mujer, quien le ha acompañado y con quien «ha disfrutado y sufrido» de la profesión.

ejemplo profesional. Los halagos no quedaron ahí. El presidente del Colegio de Médicos de Burgos, Joaquín Fernández de Valderrama, insistió en que Ordóñez ha servido de ejemplo para muchos médicos y que su saber hacer y su entrega han impregnado de vocación a cuantos han venido por detrás. «Nos seguimos apoyando en ejemplos como el de Don Basilio», aseguró. Algo en lo que también coincidió Tomás Cobo, presidente de la Organización Médica Colegial de España. Habló de una profunda admiración y de un don, el de la ejemplaridad, con el que «solo unos pocos están tocados». Y Ordóñez, dijo, «es uno de ellos». Palabras correspondidas con el agradecimiento de Don Basilio, quien dijo acordarse de todos los compañeros en años «muy difíciles».

 «Una institución». Eso es Ordóñez, que nació y pasó su infancia y adolescencia en la capital palentina. Después se trasladó a Valladolid para estudiar Medicina y con una beca en Basurto se especializó en Pediatría. En su primer trabajo, visitaba en bici a los pacientes de la Cueva de los Franceses y comía con el cura. Su llegada a Aranda era provisional, pero su mujer la hizo definitiva. Fruto de su amor nacieron seis hijos. El ejemplo cundió de tal manera que cinco son sanitarios: dos médicos y tres enfermeras. El sexto optó por la abogacía. Todos coinciden: «Una gran familia, una gran vida y un gran hombre de gran saber que es una institución».